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les que señalan que el consumo de
                  alcohol y otras drogas  fluctúa entre
                  36%  y  80%  para  las  mujeres  en
                  prisión, y que 66% de las mujeres
                  arrestadas  generalmente  arrojan
                  resultados positivos al uso de una
                  o  más  drogas  al  momento  de  ser
                  detenidas.  Asimismo,  señalan  que
                  las mujeres encarceladas tienden a
                  haber usado cocaína y heroína con
                  mayor frecuencia antes de su ingre-  Figura 3
                  so  a  prisión,  a  recibir  drogas  de
                  prescripción médica como alterna-
                  tiva de tratamiento y a tener poco
                  acceso  a  servicios  de  tratamiento   n = 73
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                  Respecto al uso de drogas intraveno-
                  sas, en el ámbito nacional no se tienen
                  datos específicos de mujeres que por
                  el uso de drogas hayan contraído el
                  VIH. En el estudio únicamente parti-
                  cipó una mujer seropositiva, aunque
                  una gran proporción de las mujeres
                  tuvo o tiene prácticas de riesgo para
                  el contagio.

                  En otros países, los retos para aten-
                  der las necesidades de las mujeres se
                  han enfrentado estableciendo obje-
                  tivos claros que favorecen la noción   Figura 4
                  de empoderamiento aun dentro de
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                  la prisión. Así, Kate de Cou  propo-
                  ne espacios seguros y ordenados que
                  puedan garantizar la seguridad per-  n = 17
                  sonal y en los que se reconozcan las
                  realidades de desarrollo, la historia
                  de vida y las necesidades físicas y
                  mentales de las mujeres; oportuni-
                  dades de crecimiento personal a tra-
                  vés de un ambiente que promueva
                  la  educación,  programas  sensibles   En muchas ocasiones las prisiones albergan a grupos de mujeres que podrían
                  al género y mayor vínculo con los   estar en la comunidad, dado que el tipo de delitos que cometen en su mayo-
                  recursos comunitarios y, finalmente,      ría no son violentos. El problema de las adicciones en mujeres en México
                  el empoderamiento de las mujeres   no ha sido una prioridad para las políticas públicas y mucho menos el de
                  a través de la ayuda y tratamiento   las pertenecientes a poblaciones marginales. En este sentido, la prisión es
                  que les permita descubrir y restau-  la respuesta a un problema de salud.
                  rar  en  ellas  un  sentido  básico  de
                  valía personal, dignidad y opciones   Lo que es más importante señalar es que este grupo de mujeres no siempre
                  conductuales; diríamos en este caso   ha estado recluido en una prisión, y que el problema del consumo de drogas
                  de reducción del daño asociado con   y alcohol es previo al ingreso. Únicamente 33% de las mujeres solicitó algu-
                  el uso de drogas psicotrópicas, que   na vez en la vida ayuda para su problema con el alcohol. Fuera de los grupos
                  incluyan el establecimiento claro de   de autoayuda enfrentaron muy diversas barreras para recibir tratamiento
                  límites y responsabilidades.       en los servicios de salud.






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                                                                         Género y Salud en Cifras     Vol.5  No.1     Enero - Abril 2007  19
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