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“cuidar” a las mujeres. En otras palabras, promueven la de mujeres que se vive en nuestro país, incluso en la
sumisión a cambio de protección, premisa emanada actualidad (ejemplo de ello puede ser el caso tan conocido
directamente desde la base del patriarcado. del “robo de la novia” sobre todo en contextos rurales
y/o indígenas), la praxis de los proxenetas da cuenta de
La seducción únicamente funciona si las mujeres se los mandatos hegemónicos de la masculinidad, mismos
apegan a una lógica de género tradicional que define las que se promueven entre varones (y algunas mujeres
expectativas sobre, por ejemplo, quién debe ser el también, como es el caso de las madrotas).
soporte afectivo de una relación de noviazgo, quién el
proveedor de los recursos económicos y, en última El control de la sexualidad de las mujeres
instancia, debe sostenerse en la creencia de que el destino
ineludible de las mujeres es unirse en matrimonio con los La estructura del patriarcado —sus códigos de orden
hombres. moral sobre lo masculino y femenino, así como las líneas
de prescripción de conducta asociadas a éstos—,
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Para Montiel, el trabajo de seducción y engaño es una determina los roles de hombres y mujeres, a través del
práctica social inherentemente asociada con la identidad sistema de organización social, económico y político,
masculina. El proxeneta formado en la “nueva escuela” concretizado en instituciones ideológicas —como la
se convierte en un “hombre de verdad” en la medida que familia, la escuela, el trabajo, la iglesia o los medios de
capta mujeres para la explotación sexual mediante la comunicación masiva— y en relaciones de poder; todo
seducción. Ello implica, en la construcción de la identidad ello con efectos directos sobre la vivencia de la sexualidad
masculina, al menos, la disciplina corporal y emocional de mujeres y hombres, los patrones de dominio,
del sujeto para poder engañar y someter a las mujeres. El subordinación y, claro está, de control y explotación
investigador agrega que estas relaciones de género sexual.
producen cierto tipo de expectativas sobre qué deben
hacer y pensar las mujeres y los hombres cuando éstos Bajo este esquema interpretativo, a las desventajas de su
cortejan a aquéllas. posicionamiento —relativo a la autonomía y toma de
decisiones de las mujeres en la sociedad— y a la
Lo anterior se relaciona con el fenómeno de considerar el desigualdad social, se suma el hecho de que la sexualidad
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delito de la trata de personas como una herencia cultural. y el cuerpo de las mujeres se consideran objetos
En su diagnóstico sobre Trata y Masculinidad, Fernández consumibles de hombres, cuyo impulso sexual nunca es
y Vargas establecen que satisfecho plenamente.
La práctica social que permite el fenómeno de trata En la versión más extrema de la tesis del patriarcado, se
de mujeres en la zona sur de Tlaxcala es, además, afirma que los hombres básicamente sustentan su
percibida como una herencia cultural. Incluso, a decir identidad buscando incesantemente mujeres para dar
de las personas entrevistadas, ser padrote para los cauce a una supuesta fuente inagotable de “energía
proxenetas, es digno de orgullo en buena medida por sexual”, reforzando ese enfoque con la idea de que el
la yuxtaposición de poderes que se están enlistando cuerpo de la mujer es una mercancía a su servicio,
hasta ahora: la autoridad, la paternidad, el poder disposición, rentable y que puede por ello ser consumido
adquisitivo y la seducción. 13 sexualmente.
Además de ello, el fenómeno de la trata es visto como un Al mismo tiempo, algunas mujeres se ubican, dentro del
modus vivendi que va de padres a hijos, de mayores a marco de la estructura patriarcal, en la posición de
menores, de manera aparentemente perenne; una forma concebir su cuerpo como un recurso disponible y
de vida proveedora de bienes y servicios (materiales y explotable en el mercado de la prostitución. Pero aquí no
simbólicos) que ningún otro “oficio” les puede ofrecer en debe olvidarse que las trabajadoras sexuales, en todo
ese contexto. caso, pueden formar parte de las infractoras de carácter
administrativo, mientras que las mujeres en situación de
Si a lo anterior sumamos la herencia cultural del tráfico trata son, clara y llanamente, víctimas.
vii La pobreza, el desempleo, los ambientes familiares disfuncionales, y la idea de sí mismas de subordinación frente a figuras masculinas, hacen más vulnerables a las mujeres
para ser víctimas de trata de personas o de la prostitución. 15
Análisis de la construcción y reproduccción
de la masculinidad en la trata de personas:
39 un enfoque revisionista con propuestas para
impulsar el trabajo con hombres