Page 47 - Ciudad Equis 1985
P. 47
Por la tarde Fernando dejaba la máquina lista para que al día siguiente su trabajo
no se atrasara. Siempre era igual. Después, en una pileta, se limpiaba las manos
manchadas de tinta. Ayudado por una cubeta y una toalla, se acicalaba un poco y
al final premiaba su labor del día tomando dos o tres chicles de jabón.
Salía del taller poco después de las cinco.
Comía cualquier cosa de camino a casa y la tarde-noche la dedicaba a jugar con
Perro y a leer. Acciones que, después de escribir, eran las que más disfrutaba en
la vida.