Page 53 - Ciudad Equis 1985
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Desde hacía veinte años, Fernando escribía 750 palabras cada día. Ni una más ni
               una menos. El hábito se lo había inculcado un maestro de la preparatoria. «Si
               ustedes escriben una página diaria, al final del año tendrán un libro de 365

               páginas», solía decirles.

               Un libro de 365 páginas es un libro bastante gordo. Tan gordo que si fuera
               persona tendría que ponerse a dieta por aquello del colesterol y los triglicéridos.


               «Señor libro, para estar en forma usted debería bajar unas treinta páginas por lo
               menos», le recomendaría un doctor. Pero como los libros no tienen ni
               triglicéridos ni colesterol ni doctores, no hay manera de que los pongan a dieta.

               El caso es que con el paso de los años Fernando había logrado escribir
               diecinueve volúmenes entre libros de cuentos y novelas. Esos eran los
               engargolados que guardaba en el clóset.
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