Page 95 - Ciudad Equis 1985
P. 95

—¡Sí, sí, sí, sí, sí! Quiero leerlos todos.


               —Mañana te doy el primero, se llama La invasión de los besitos plásticos.


               —Suena bien, ya quiero leerlo.


               En ese momento la señora Jiménez surgió de entre la gente que caminaba rumbo
               al metro, y cuando llegó hasta la banca su hijo la recibió muy emocionado.


               —¡Mamá, mamá, Fernando es escritor y mañana me va a traer uno de sus libros
               para que yo sea el primero en leerlo!


               La mujer alzó una ceja, dando a entender que la noticia le había sorprendido
               gratamente.


               —Criador de gatos locos, experto en aeronáutica militar y ahora escritor… quién
               hubiera imaginado que el vecino del 1201 iba a resultar todo un estuche de
               monerías.


               Fernando se puso rojo, rojo, rojo, y todo el torrente de palabras bonitas que
               hubiera querido decirle a la mujer se le quedó atorado en la garganta. Luis tomó
               la mano de su madre para irse caminando rumbo a la entrada del metro, pero
               antes le recordó a su amigo los pendientes para el siguiente día:


               —Me tienes que traer La invasión de los besitos plásticos y la estampa de Luke
               y Dart Vader, no se te olvide.


               —¡Uy, Los besitos plásticos, qué buen título! —exclamó la señora Jiménez—.
               Yo quiero ser la segunda lectora, ¿se puede?


               —Cla-cla-claro que se se puede —respondió el escritor, convertido en un
               manojo de nervios (manojo de nervios feliz, feliz, feliz y enamorado).

               —Mañana jueves, que no se te olvide —le advirtió Luis.


               —Jueves 19 de septiembre, aquí estaré —contestó Fernando, al tiempo que
               simulaba escribir la fecha en una agenda invisible.


               Aquel era todo un compromiso.
   90   91   92   93   94   95   96   97   98   99   100