Page 22 - La vida secreta de Rebecca Paradise
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–¿Bien, bien?
–Bien, bien, bien –contesté de mal humor.
–¿No tienes que preparar tu mochila?
–No –mentí.
–¿No tienes que prepararla, o ya la has preparado?
–Las dos cosas –mentí otra vez. Luego cerré los ojos y metí la mano en la caja
que tenía más cerca. En las cajas de la mudanza hay un montón de cosas
mezcladas, y es divertido jugar a adivinar a ciegas lo que hay dentro. Podía
reconocerlo casi todo: la lámpara de la mesilla, nuestro felpudo color rojo
tomate, un despertador, tubos de aspirinas, el uniforme de papá... Al fondo
encontré un frasquito de cristal muy frío que no me decía nada. Abrí los ojos.
Era un pintaúñas verde que había sido de mamá y que ahora es mío, pero que no
sirve porque aún no me dejan pintarme las uñas...