Page 20 - Youth Stories
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Después de escuchar esas palabras, todos
mis deseos por contemplar los profundos y
negros ojos de la muerte se desvanecieron
como los pétalos de un diente de león. Em-
pecé a buscar qué era lo que en realidad de-
bía matar, que era lo que realmente me había
enseñado a sufrir.
De búsqueda en búsqueda, pasaba largas
horas de reflexión y de meditación, sin em-
bargo, no me encontraba en ningún lugar,
no hallaba respuesta a mis cuestiones, no ha-
bía salida posible para mí y mi alma.
De repente, mientras caminaba a la bibliote-
ca, observando los rostros inexpresivos de
las personas, me di cuenta que ya no estaba
en donde realmente creía estar, había descu-
bierto el verdadero orden universal.
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