Page 132 - LIBRO DE LA SEGUNDA PARTE DE LA CREENCIA DE LA RELIGIONESmayo terminado listo
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entonces de los personajes reales,
sistemáticamente representados por
pintores y retratistas con largas
melenas ensortijadas.
Este particular detalle podría causar
alguna extrañeza a los hombres de
hoy, pero en los días aquellos en los
que Napoleón empezó a imponer su
autoridad y su prestigio, causó un
efecto extraordinario entre las tropas
y entre la población que le estaba
sujeta. Sus propios soldados se
complacían en llamarle
familiarmente le petit tondu,
literalmente «el pequeño pelón». Esta
frase despierta con suma facilidad en
nuestra mente la característica figura
de Napoleón.
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