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Bases del aprendizaje deportivo. Tema 1 – Características del deportista adolescente y variables implicadas en el rendimiento deportivo
afrontará la situación con expectativas de tenerlo). Si no la controla, lo que se produce es la indefensión.
Uno de los hallazgos más consistentes en psicología sobre la ejecución deportiva es la correlación directa entre la autoconfianza y el éxito. Los deportistas que sobresalen son auto- confiados. Su confianza se ha desarrollado durante años y, con frecuencia, es el resultado del pensamiento positivo y de las experiencias exitosas. Así, los pensamientos afectan directamente a los sentimientos y, a la larga, influyen en las acciones. Resumiendo, que si yo creo que voy a hacer algo bien (confío en mis posibilidades) hay más probabilidades de que lo haga bien. Si yo no confío en mis posibilidades, probablemente fallaré.
Un pensamiento poco apropiado o erróneo conduce a sentimientos negativos y a una ejecución pobre, de la misma manera que un pensamiento positivo conduce a sentimientos capacitadores y a una buena ejecución. Por lo tanto, si yo soy capaz de cambiar mi forma de pensar, mejoraré en mi ejecución. Es importante que los deportistas comprendan cómo trabaja la mente, de qué manera este funcionamiento afecta a sus sentimientos y acciones y, por último, cómo poder controlar el fruto de tal actuación: los pensamientos.
Los pensamientos afectan a la autoconfianza, autoconcepto y conducta de los deportistas. Por esta razón es conveniente que los Técnicos Deportivos enseñen a los deportistas a reconocer y controlar sus pensamientos. El autoinforme es ese continuo diálogo interno que el deportista tiene consigo mismo mientras realiza la actividad deportiva. Ese diálogo representa la confianza, la fe y la seguridad que tiene en sus posibilidades o la duda, la incertidumbre y la inseguridad que le asaltan respecto a la práctica deportiva.
Ya que hemos dicho que si conseguimos tener pensamientos positivos tenemos más probabilidades de éxito, nuestra labor será ayudar al deportista a que cambie los posibles pensamientos negativos por otros positivos. Para ello, lo primero de lo que tiene que ser consciente el deportista es de lo que se dice a sí mismo. Una vez sea consciente de lo que se dice, tendrá que intentar cambiar esos pensamientos negativos por otros positivos (de éxito). Para ello, nosotros podremos ayudarles de diferentes maneras:
Con palabras o gestos de ánimo: Diciéndole cosas como: “Tranquilo que lo vas a hacer bien”, “te he visto hacerlo un millón de veces”,... No sólo son importantes las palabras, sino también los gestos (el lenguaje no verbal) y el tono de voz. No sirve de nada que le digamos que confiamos en su resultado si nuestro lenguaje no verbal da a entender lo contrario.
Estructurando la práctica: Si yo quiero que un deportista coja confianza, puedo proponerle tareas más sencillas (en las que tenga éxito) y luego ir aumentando la dificultad. De esta manera, cuando se enfrente a una tarea complicada, la afrontará con confianza.
Reforzando mucho los aspectos positivos de su ejecución y poniendo poco énfasis en los negativos. Esto no significa decirle que todo lo hace bien, sino que le vamos a dar más importancia al acierto que al error.