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 BLOQUE COMÚN NIVEL 3 – Factores psicosociales del alto rendimiento
Tema 3 – Motivación y deporte de alto rendimiento
Los estudios que se han realizado parecen demostrar que, la motivación intrínseca suele ser más útil cuando lo que se busca es que una actividad perdure en el tiempo. Sin embargo, la motivación extrínseca, puede ser también muy útil al principio de comenzar una actividad deportiva. Especialmente en el caso de una persona que no le apetezca realizar una actividad, el uso de los refuerzos extrínsecos puede ayudar a que cree una rutina. El objetivo es que la persona, a base de practicar la actividad, desarrolle un gusto por la misma. De esta manera, lo que comenzó como una motivación extrínseca (iba a hacer un deporte por el refuerzo/ premio que me daba alguien) se acaba convirtiendo en intrínseco (ahora lo hago porque me gusta).
Otra circunstancia que se puede dar es que la aparición de la motivación extrínseca llegue a hacer desaparecer una motivación intrínseca previa. Lo vemos con un ejemplo muy ilustrativo creado por Weinberg y Gould (ligeramente adaptado):
Un viejo vivía en una finca en el campo. Allí quería vivir en paz y tranquilidad, pero algunos jóvenes venían a jugar al fútbol a su magnífico terreno y lógicamente, hacían mucho ruido. Después de echarles una y otra vez de su propiedad, el hombre eligió una táctica distinta. Un día, cuando aparecieron los chicos, en lugar de echarles, fue a hablar con ellos. Les dijo que era una persona solitaria y que, en realidad, le gustaba que vinieran a jugar al fútbol, que hicieran ruido y se divirtieran. Así que les ofreció pagarles 10 € a cada uno cada vez que jugaran en su propiedad, ante lo cual los jóvenes pensaron que era demasiado bonito para ser cierto: ¡ Cobrar por jugar al fútbol!.
Al cabo de un par de días, el viejo apareció y pidiendo excusas, les explicó a los jóvenes que no tenía suficiente para pagarles a cada uno 10 €, ya que vivía sólo de lo que cobraba de su pensión, pero que con mucho gusto les pagaría 5 €. Los jóvenes siguieron pensando que esto todavía era estupendo y siguieron yendo a jugar. Unos días más tarde, el hombre tuvo que reducir la asignación de nuevo hasta llegar a los 3 €. A los jóvenes no les encantó la idea, pero al fin y al cabo seguían cobrando algo de dinero, con lo que siguieron yendo por allí a jugar. Por último, después de algunos días, les dijo a los chavales que lo sentía mucho, pero que con sus ingresos sólo podía pagarles 1€ a cada uno. Éstos, indignados, respondieron: “¿pero quién se ha creído que es? ¡No vamos a jugar en su finca por sólo 1 €!” y se marcharon enfadados para no volver más.





























































































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