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2. MANTENIMIENTO DE LAS INSTALACIONES DEPORTIVAS
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La ventilación de un vestuario, debe de ser entendida como un medio para mantener una calidad ambiental aceptable en una dependencia con una eleva- da carga de humedad relativa, donde la velocidad y temperatura del aire deben estar controladas en todo momento para que el usuario no se vea afectado por corrientes de aire que puedan reducir su confort.
Hay tres parámetros que debemos de analizar para asegurar unas condiciones óptimas dentro de un vestuario:
• La temperatura: Variará en función del uso de la instalación. En algunos vestuarios de piscinas cubiertas no se necesitará calefacción, ya que el calor irradiado por el ambiente piscina será suficiente para acondicionar éstos. En caso de necesitarse medios para acondicionar térmicamente un vestua- rio, recurriremos a equipos de tratamiento de aire.
• La velocidad del aire: Es la velocidad a la que el aire llega al usuario. Depende del caudal del ventilador, de la distancia de la tobera al usuario, de la forma de ésta, de la ubicación y características de los medios de retorno de aire. El equilibrio adecuado se consigue con una velocidad baja para que el usuario no note corrientes de aire molestas, y suficiente para renovar el volumen de aire del vestuario en poco tiempo y evitar la formación de olores y condensados.
• La humedad: Cantidad de agua en el ambiente del vestuario. No es impres- cindible cuantificarla (higrómetro) pero sí debe ser lo suficientemente baja para que no se produzcan humedades ni existan condensaciones perma- nentes de agua en paredes y techos, que favorecerá el crecimiento micro- biológico en ambiente y superficies.
7. Mantenimiento de las superficies no deportivas de las instalaciones (limpieza, desinfección y control microbiológico)
La limpieza general de instalaciones deportivas ha de ser un aspecto muy cui- dado en todo plan de mantenimiento, dadas las condiciones óptimas para el crecimiento de microorganismos que encontramos en algunas partes de éstas, como pueden ser vestuarios o zonas de “pies húmedos” en piscinas. Dichas condiciones vienen marcadas por la humedad propia de las zonas descritas, la