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   gitana reside en asentamientos segregados, con una reducción notable desde el 4,6 por ciento identificado en esta situación en 2007.18 Conviene tener muy presente que casi 3.000 hogares residen en barrios localizados en entornos que presentan desventajas comparativas respecto a las restantes localizaciones en términos de equipamientos, dotaciones y servicios públicos, y también desde el punto de vista de la situación del barrio, y que, por lo tanto, se hallan en mayor desigualdad y riesgo de exclusión que el resto de la población. De todos modos, y pese a ser una situación minoritaria dentro del conjunto de la población gitana, es importante destacar que es en estos contextos de segregación en los que mayoritariamente encontramos viviendas que no cumplen las condiciones mínimas de habitabilidad, como es el caso de las infraviviendas (en total un 8,6 por ciento de las viviendas analizadas -9.045 –se calificaron como infraviviendas). Junto a ello, se apreciaron situaciones de hacinamiento o sobreocupación en un 9 por ciento de los casos, con una media de 4,74 personas por vivienda, lo que supone un porcentaje muy superior a la media española de 5,4 por ciento en 2016 y sólo algo por debajo de la media española para los hogares en riesgo de pobreza (12,7 por ciento) [Eurostat, 2018]
En cuanto al régimen de tenencia, el 49,7% están en alquiler, el 44,2% en propiedad, y tan sólo el 4,3% están cedidas gratuitamente. Estos porcentajes contrastan con los presentes en el conjunto de la población, para la que casi el 80% de las viviendas son de propiedad (totalmente pagada o con pagos pendientes), como vimos más arriba. Las grandes dificultades para acceder a una vivienda, en propiedad o en alquiler, y mantenerla en adecuadas condiciones, que ya se han comentado para el conjunto de la población española, en contrato para los y las jóvenes, acentuadas durante la crisis, son especialmente intensas para la población gitana: por el endurecimiento en condiciones de acceso a compra o a alquiler, por el aumento de la demanda de vivienda de tipo social por parte de otros grupos de población, por la pérdida de ingresos debido a situaciones de desempleo, por la discriminación que sufre la población gitana principalmente en el acceso al mercado libre en alquiler, entre otros. De hecho, la forma de acceso a la vivienda entre la población gitana difiere mucho de la dominante en el conjunto de la población en España: 54 por ciento viviendas protegidas (incremento respecto a 2007); 36% viviendas libres (reducción respecto a 2007); y un 9,54% otras formas de acceso (ocupaciones ilegales, autoconstrucción, chabolas, viviendas móviles...; también más que en 2007).
2.5.4. Salud, dependencia y discapacidad
En general, cuanto más baja es la situación socioeconómica de una persona, es más probable que tenga peor salud. Existe, por tanto, un gradiente social de la salud que discurre desde la cúspide hasta la base del espectro socioeconómico y que se observa en todos los países del mundo. En España, la Encuesta Nacional de Salud muestra cómo, según se desciende en la escala de ingresos, se da una caída en la valoración positiva del estado de salud (gráfico 47), que va acompañado además de un diferencial de género constante, que se amplía en los
18 Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2018. Estudio-Mapa sobre Vivienda y Población Gitana, 2015.
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