Page 9 - ENTRENAMIENTO DEPORTIVO - TEMA 7
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Los cambios endocrinos en la mujer siguen un patrón repetitivo y por fases con una duración de unos 28 días aproximadamente. Este patrón determina la aparición de dos ciclos coordinados aunque diferentes, los cuales tienen tres fases. El ciclo ovárico: fase folicular, ovulación y fase lútea; el ciclo uterino: fase proliferativa, fase secretora y menstruación.
Los procesos fásicos que suceden en el ovario tiene una serie de consecuencias sobre las fases en el útero:
Durante la fase folicular se repone gran parte del endometrio uterino (fase proliferativa) que se había descamado en la menstruación anterior.
El aumento de progesterona durante la fase lútea produce un aumento de la secreción por parte de las glándulas endometriales (fase secretora uterina) que facilitará el proceso de implantación.
La falta de estimulación debida a la caída de los estrógenos, sobre todo de la progesterona, al final del ciclo ovárico, produce la descamación del endometrio y la consiguiente menstruación.
9. RESPUESTAS HORMONALES AL EJERCICIO
Testosterona:
Aumento por entrenamiento agudo.
Efectos anabolizantes en el músculo mediados en parte por GH y Factor de Crecimiento IGF-1, así como por los receptores de andrógenos.
Efecto en el SN que puede elevar la producción de fuerza de forma aguda.
Cortisol:
Participa en el catabolismo de las proteínas musculares, sobre todo en las Fibras Tipo II.
Aumento en protocolos de ejercicio con volúmenes altos, intensidades medias/altas y descansos cortos.
Su concentración basal indica el estrés de entrenamiento a largo plazo en deportes de resistencia.
El entrenamiento a largo plazo contribuye a descender sus efectos catabólicos sobre el músculo.
Hormona del Crecimiento (GH):
Su respuesta al ejercicio agudo es variable y disminuye con la edad. Aumenta con el entrenamiento de fuerza agudo.
El entrenamiento crónico no parece afectar a la concentración basal de GH.
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