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7. VUELTA A LA CALMA
Al realizar actividad física los músculos trabajan continuamente o en intervalos de intensidad diferentes a los normales. Por ello es esencial que, tras la práctica, se produzca una adaptación que permita al organismo regresar al estado calma total. Como es sabido, antes de iniciar cualquier tipo de actividad física debe realizarse un calentamiento, pero también es necesaria y quizás igual de determinante una vuelta a la calma bien ejecutada.
Según Suárez y Suárez (1999) los fines de la vuelta a la calma son: mejorar el control sobre la contracción-relajación del músculo, optimizar la capacidad respiratoria, disminuir el ritmo cardíaco, mejorar las posibilidades de rendimiento motor al recuperarse mejor de los esfuerzos, evitar posibles mareos y vértigo al no cesar la actividad de forma brusca, reducir la posibilidad de la aparición de agujetas y lesiones.
7.1 Orientaciones generales:
Sin prisa pero sin pausa
El proceso de vuelta a la calma debe ser gradual y de forma progresiva, disminuyendo la intensidad, el volumen y la frecuencia de las cargas. De esta manera se facilita la recuperación adaptando la circulación sanguínea y reduciendo el trabajo muscular al estado de reposo casi absoluto, de manera que se prevengan síncopes y lesiones.
Trotar para relajar lentamente
Con ejercicios de ligera o baja intensidad (trote ligero seguido por ejercicios de movilidad articular y trabajo respiratorio) el cuerpo mantiene los procesos metabólicos, contribuyendo a que no se produzca una acumulación de ácido láctico.
BASES DEL ENTRENAMIENTO DEPORTIVO – TEMA 10 8