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Hasta los 6 meses: lactancia
3 La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna en exclusiva hasta los seis meses de vida, y hasta los dos
años de edad o más junto con una alimentación complementaria adecuada. La leche materna es el mejor alimento para los bebés. Sin embargo, en algunos casos, la madre no puede dar el pecho y es necesario alimentar al pequeño con leche
de fórmula. La mayoría de las leches de fórmula proceden de la leche de vaca, modi cada y adaptada para que se asemeje todo lo posible a la leche materna.
3 Las fórmulas de continuación están indicadas para bebés a partir de seis meses y se suelen usar hasta el primer año. Su composición está pensada para cubrir las necesidades nutricionales de los bebés de esta franja de edad, y ser fácilmente asimilables por el aparato digestivo del pequeño. Estas leches contienen una cantidad adecuada de proteínas y están enriquecidas con minerales (especialmente, hierro y calcio), vitaminas y ácidos grasos esenciales, elementos presentes en cantidades pequeñas en
la leche de vaca, y que son imprescindibles en una etapa tan fuerte de crecimiento.
A partir de los 6 meses: alimentación complementaria
3 A partir de los seis meses, se recomienda introducir los nuevos alimentos distintos a la leche, con el n de complementar la dieta del bebé y satisfacer así todos sus requisitos nutricionales. A diferencia de hace unos años, donde se imponía un esquema estricto en la introducción de los alimentos, los expertos recomiendan ofrecer los nuevos alimentos de forma variada, sin seguir un orden establecido, respetando los tiempos y los modos de cada niño.
3 Según los nuevos esquemas de alimentación, un bebé de seis meses puede comer casi todo tipo de alimentos: cereales, frutas, verduras, carne y legumbres. Incluso alimentos como el
huevo y el pescado, más susceptibles de provocar alergias, se pueden ofrecer ya desde el inicio de la alimentación complementaria; se ha demostrado que retrasar su introducción no sirve para prevenir las posibles alergias a estos alimentos. Lo mismo sucede con el gluten, que se aconseja introducir sobre los seis meses, de forma gradual. 3 Los expertos señalan que, de esta manera,
se aprovecha la curiosidad del niño por probar nuevos alimentos: al principio, el bebé está muy abierto a las novedades, y la introducción de diferentes sabores parece favorecer el hábito hacia una amplia gama de gustos, que el pequeño tenderá a mantener cuando crezca.
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