Page 19 - Mi bebé y yo 342 - Julio/Agosto 2021
P. 19

Es muy importante considerar acudir al pediatra, incluso a urgencias del Centro de Atención Primaria, en los siguientes casos:
- Lactante menor de dos meses.
- Presencia de vómitos persistentes.
- Más de ocho deposiciones al día o una simple deposición diarreica con sangre visible.
- Si el niño tiene alguna enfermedad crónica, por ejemplo, diabetes, insu ciencia renal u otras.
- Si la deshidratación es moderada o grave: más de seis horas sin orinar, el niño está muy decaído o con mal estado general.
En estos casos, el pediatra valorará si es necesaria la hospitalización o bien hay que hacer algún tipo de estudio o análisis de las heces.
• La gravedad del cuadro depende, sobre todo, del grado de deshidratación que presenta el niño con gastroenteritis aguda, por lo que es necesaria, por parte del pediatra, una valoración cuidadosa, siguiendo unas pautas pre jadas.
pequeñas cantidades durante tres o cuatro horas, sobre todo cuando el niño ha hecho
una deposición líquida o ha vomitado.
• Por lo que se re ere a la alimentación, los lactantes pueden seguir con lactancia materna
• Las madres y los padres deben tener en cuenta los siguientes aspectos que indican una posible deshidratación en el niño: tiene la boca seca, presenta mucha sed, la orina es escasa, llora sin lágrimas y tiene los ojos hundidos. Hay un axioma en pediatría que dice que “la deshidratación se toca antes de verse”. Muchas veces, el primer signo de deshidratación se aprecia tocando la lengua del paciente: si está seca y rasposa como la de un gato, merece la pena tomar alguna medida inmediata.
TRATAMIENTO: ALIMENTACIÓN
Y PROBIÓTICOS
El tratamiento de la gastroenteritis aguda va
a depender de si el pediatra puede establecer
la causa. Raramente, se necesitan antibióticos
u otros medicamentos en bebés o niños.
• Nuestros esfuerzos han de ir dirigidos a eliminar o, mejor aún, a evitar la deshidratación. Para ello, existen las denominadas soluciones
de rehidratación oral, en forma de polvo soluble en agua, que contienen los electrolitos que se pierden con la diarrea. No deben usarse refrescos ni zumos ricos en azúcar, así como tampoco bebidas “isotónicas” de deportistas ni soluciones preparadas en casa. Se debe ofrecer la solución de rehidratación oral con frecuencia y en
o con la leche de fórmula habitual sin diluir.
Los niños mayores pueden comer normal en cuanto dejen de vomitar, sin obligarlos. Se debe evitar ofrecer alimentos ricos en grasas o en azúcar. Asimismo, no se recomienda introducir ningún nuevo alimento hasta que el pequeño se recupere por completo.
• Si el pequeño toma fruta de forma habitual, se aconseja sustituir las frutas laxantes por alguna astringente durante un par de días. De este modo, es correcto sustituir ciruelas, naranjas, kiwis e higos por plátano maduro, manzana sin piel y zumo de limón. Se recomienda no alargar esta medida, así como otras dietas astringentes, como arroz blanco o zanahoria, entre otros, más de 48 horas, ya que se ha observado que un alargamiento de la dieta astringente puede provocar, a su vez, un alargamiento de la diarrea. • Estudios realizados para valorar el efecto
de los probióticos en el tratamiento de la diarrea aguda señalan un bene cio clínico moderado de algunos en el tratamiento de la gastroenteritis aguda por rotavirus en lactantes y niños pequeños. Este efecto depende de la cepa; los probióticos más útiles son Lactobacillus GG y Saccharomyces boulardii, si bien deben administrarse bajo control pediátrico, al igual
que los medicamentos antidiarreicos, teniendo en cuenta que estos no suelen ser necesarios.
Mibebeyyo #19#
Cuándo acudir a urgencias


































































































   17   18   19   20   21