Page 30 - Mi bebé y yo 331 - Abril 2020
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UNA TOMA DE MANUAL
La ansiedad puede interferir en el aparato digestivo del bebé debido a la influencia de la calidad de la lactancia. La mamá debe estar muy relajada cuando da el pecho al bebé, de manera que se agarre bien al pecho y disminuya la posibilidad de ingerir aire durante la toma.
En el caso del biberón, debe inclinarse de manera que la tetina esté llena de leche en todo momento. Otro “truco” consiste en observar la alimentación del niño en general, evitando que el pequeño llegue demasiado hambriento
al momento de la toma. Cuando se agarra al pecho con excesiva voracidad, la probabilidad de reflujo por ingestión de aire aumenta. Aunque el origen del trastorno puede depender de más factores, lo que provoca el dolor es el aire acumulado en la barriguita, que, en consecuencia, debe reducirse al mínimo. Por otro lado, la alimentación de la mamá ya no está en tela de juicio,
pero es preferible que se modere con el consumo de café, chocolate y té, para evitar aumentar la excitación del bebé.
   Todos los lactantes regurgitan un poco de leche después de la toma. No es extraño ni peligroso. Sin embargo, no todos los trastornos son iguales.
• La regurgitación es la fase final del reflujo, cuando el pequeño “echa”
un poco de la leche ingerida por la boca. A diferencia del vómito, no implica ningún esfuerzo muscular. En cambio, por reflujo solo entendemos el paso del estómago al esófago,
que incluso puede no provocar una regurgitación. Al tratarse de líquido, no obstruye las vías respiratorias. Normalmente, a la regurgitación le sigue el “reflejo faríngeo”, un cierre protector de las vías respiratorias que evita el paso del alimento a la tráquea. Tampoco en este caso de regurgitación nocturna hay nada que temer, sobre todo, si el bebé está colocado boca arriba. Raramente, pueden presentarse síntomas
respiratorios, como falta transitoria de respiración (apnea) o tos nocturna. En estos casos,
es importante dirigirse al pediatra sin tardanza. Las maniobras de desobstrucción son inútiles.
• Otro “clásico” es el hipo después de la regurgitación. Está causado por una contracción involuntaria del diafragma, el músculo que separa el tórax y el abdomen, resulta inocuo y pasa solo.
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¡Cuántos problemas!




















































































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