Page 59 - Mi bebé y yo 345 - Diciembre 2021
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                 La hipertensión arterial aparece en
el 10% de los embarazos y es una causa importante de complicaciones
tanto para la madre como para el feto.
La hipertensión puede manifestarse
de diferentes formas:
• La hipertensión crónica es la presión arterial alta que estaba presente antes del embarazo o que se manifiesta antes de las 20 semanas de gestación. Sin embargo, dado que la presión arterial alta, por lo general, no tiene síntomas, puede ser difícil determinar cuándo se inició.
• La hipertensión gestacional es aquella que está inducida por el embarazo, que aparece por primera vez después de las 20 semanas de gestación, y que no tiene criterios de preeclampsia.
• La preeclampsia ocurre cuando la hipertensión se manifiesta después de las 20 semanas de embarazo y se asocia con signos de daño en otros órganos, como riñones, hígado, sangre o cerebro. Si la preeclampsia no se trata, puede generar complicaciones graves para la mamá y para el bebé.
¿CÓMO SE REALIZA
EL DIAGNÓSTICO?
• Entre los controles que se realizan a la embarazada, uno de los más importantes
es la medida de la presión arterial. De este modo, se puede detectar si la tensión está alterada. En caso de estarlo, se realizarían varias mediciones para confirmar que la
futura mamá sufre realmente hipertensión.
• Además, existen síntomas de sospecha de que está habiendo un cuadro hipertensivo en el embarazo. Manifestaciones como hinchazón en cara, manos y pies, incremento de peso corporal en poco tiempo, alteraciones de la visión, dolor de cabeza persistente, náuseas
o vómitos, sangrado vaginal, dolor abdominal
o falta de movimiento del bebé durante un largo período de tiempo indican que debes acudir al servicio de urgencias para descartar complicaciones asociadas a la hipertensión
en el embarazo. En ocasiones, se procede
a realizar un ingreso hospitalario para
un mayor control de la gestante.
¿CUÁLES SON LOS PROBLEMAS ASOCIADOS?
La presión arterial alta durante el embarazo presenta varios riesgos:
• Cambios en el flujo sanguíneo a la placenta. Si la placenta no recibe suficiente sangre de manera mantenida en el tiempo, el bebé podría recibir menos oxígeno y menos nutrientes. Esto puede provocar una restricción del crecimiento intrauterino o bajo peso del bebé al nacer.
• Desprendimiento de placenta.
La preeclampsia aumenta el riesgo de tener esta afección, que consiste en la separación de la placenta de la pared interior del útero antes del parto. Un desprendimiento grave puede ocasionar sangrado intenso, lo cual
es peligroso.
• Restricción del crecimiento intrauterino.
La hipertensión podría causar un crecimiento menor o retardado del bebé.
• Lesión en otros órganos. En ocasiones,
la preeclampsia grave puede desarrollar complicaciones en el cerebro, el corazón,
los pulmones, los riñones y el hígado,
así como en el resto de los órganos principales. En los casos graves, puede poner en riesgo
la vida de la mujer.
• Parto prematuro. A veces, es preciso inducir el parto para prevenir posibles complicaciones que puedan poner en peligro la vida de la embarazada si tiene la presión alta.
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