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                  casi idéntica a los adultos.
Es probable que, en esta etapa, prefieran la compañía de los iguales. En ese caso, los adultos deberán estar a su disposición cuando sientan la necesidad de hablar,
pero también tendrán que respetar que no quieran hacerlo.
Desde el punto de vista psicológico, ¿qué deberíamos hacer con los niños cuando recuperemos la normalidad?
No por el hecho de haber vivido una situación crítica como la crisis sanitaria actual, los menores van
a desarrollar problemas de salud mental y a necesitar ayuda psicológica. Es más, la mayoría no lo van a necesitar. Sin embargo, existen situaciones que pueden aumentar la vulnerabilidad de los menores.
El impacto será mayor en familias con pocos recursos económicos, que viven en espacios reducidos, sin espacios exteriores, y sin conexión a internet, que impide que los niños puedan seguir el curso escolar
y dificulta la creación de las tan necesarias rutinas. También va
a depender de las características individuales de cada niño y de su capacidad de resiliencia.
La mayoría de los niños necesitarán un período de readaptación. Durante este tiempo, es importante que los padres presten especial atención a sus necesidades
y que les proporcionen apoyo
y comprensión.
Será necesario consultar con un profesional cuando, pasadas unas cuatro semanas, el niño presente alguno de estos síntomas: dificultad para adaptarse a las nuevas dinámicas, problemas
en el sueño, en la alimentación,
en la concentración, preocupación excesiva, dificultad para separarse de los padres, irritabilidad o expresiones de ira.
En niños más pequeños, habrá
que prestar especial atención a conductas de involución, es decir, pérdida de habilidades que ya tenían adquiridas, como, por ejemplo, comer solos, el control
de esfínteres, etc. Por supuesto, también hay que consultar con un profesional si los niños verbalizan que quieren morirse o que quieren irse con alguien que ha muerto.
En cualquier caso, ante la duda, la mejor opción es preguntar y solicitar ayuda para poder gestionar la situación de la mejor manera posible.
En el caso de los adultos, ¿cuáles son los principales motivos por los que están buscando soporte psicológico durante esta crisis?
Los principales motivos están relacionados con síntomas de estrés agudo, derivados de la situación de confinamiento, la incertidumbre,
la soledad y el miedo a contagiarse. Por otra parte, hay personas a las que a este malestar se les añaden otras situaciones complejas, como el ingreso hospitalario de familiares,
el aislamiento en casa de alguno de los miembros de la familia, la propia afectación del virus o la muerte de algún familiar cercano. Sin olvidar
a las que cuentan con una historia previa de problemas psicológicos o dinámicas familiares disfuncionales, que están teniendo mayor dificultad para adaptarse a esta situación.
En estos momentos, el abordaje que realizamos es preventivo, en la mayoría de casos. Se ofrecen pautas ajustadas a cada caso en particular, con la finalidad de ofrecer a la persona una manera de poder manejar la situación. Se reduce, de esta forma, la posibilidad de que el malestar sufrido se cronifique y dé lugar a problemas de salud mental. Podemos destacar las siguientes pautas generales para manejar el confinamiento: evitar la sobrecarga informativa, marcar horarios y rutinas, no descuidar los hábitos de higiene, practicar actividad física, realizar actividades agradables, aprovechar para hacer tareas pendientes, mantener el contacto con familiares y amigos, identificar y aceptar las emociones que vayan surgiendo
y prestar atención a aquellos pensamientos que generen malestar para sustituirlos por otros más equilibrados. Y, sobre todo, tener presente que se trata de una situación temporal.
Mibebeyyo #23#








































































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