Page 13 - Mi bebé y yo 339 - Marzo 2021
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CLAVES
PARA MEJORAR EL VÍNCULO CON NUESTROS HIJOS
• Lo primero que necesitamos
para poder tener un vínculo sano con nuestros hijos es tener nuestra propia historia personal resuelta. Los seres humanos repetimos patrones y llegamos a la maternidad y a la paternidad con lo que nos
han dado a nosotros siendo niños. Esas son las herramientas con las que contamos para criar a nuestros propios hijos. Pero, si tomamos consciencia de las necesidades que tuvimos como hijos, nos acercaremos mucho más a las necesidades que tienen nuestros hijos hoy en día.
• Otro aspecto muy importante
es demostrar predisposición
a escucharles siempre que nos quieran decir algo, y respetarles tanto como a nosotros nos gusta que nos respeten como adultos. Alejarnos de las críticas, los prejuicios y los reproches. Si alguna vez nuestros hijos nos ponen ante
una situación muy complicada, busquemos la solución en equipo. No sirve quedarse estancado en
el problema reprochándoles lo que han hecho; lo mejor es entender
por qué lo hicieron y poder focalizar toda nuestra atención en la solución. • Acompañar a nuestros hijos con una crianza consciente nos llevará
a estar siempre conectados con sus emociones. Entenderán que su sentir y sus necesidades son válidas, que les comprendemos, les respetamos, les queremos y les aceptamos como son. Que no necesitan aparentar, mentir o disimular para ser queridos, porque contarán siempre con nuestro respaldo, nuestra aceptación y nuestro amor incondicional, siendo eles a sus propias emociones
y necesidades, como también
lo seremos nosotros mismos
a las nuestras.
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mañana?”. De esta manera, el niño se sentirá comprendido, y le estaremos ofreciendo opciones y alternativas, en la búsqueda
de un acuerdo en común.
• Otra escena muy típica en nuestro día a día como padres es cuando entramos en el supermercado y los niños quieren comprar golosinas.
En lugar de negarnos rotundamente, o ceder
a su petición, primero les explicaremos que entendemos las ganas que tienen de comer
esas golosinas, que, al no tenerlas, vemos que se enfadan o se sienten tristes, porque tenían muchas ganas de comerlas. Incluso podemos decirles que
a nosotros, cuando éramos pequeños, también nos pasaba eso. Después de alcanzar esa conexión y empatizar con ese sentir, y validarlo, ofreceremos una alternativa, como podría ser preparar un postre juntos
al llegar a casa, o acordar un día a la semana para comprar alguna golosina.