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#quéhacambiado
PARTO INDUCIDO
Con esta coyuntura, Silvia Simarro ingresó en
el Hospital Universitari MútuaTerrassa el día 12 de mayo para inducir su parto. Su ginecóloga, Mar Pallarols, explica que Silvia era una gestante de alto riesgo por edad y por diabetes gestacional. “Le inducimos el parto, ya que su diabetes se empezó a descompensar. Intentamos un parto vaginal durante muchas horas, pero empezó a tener fiebre, las aguas eran meconiales y June, su bebé, empezó a hacer desaceleraciones tardías con cada contracción. A pesar de intentar que la cabeza del bebé descendiera mediante pujos, detectamos un posible riesgo de pérdida de bienestar fetal y, finalmente, indicamos una cesárea”, explica la ginecóloga.
FINALMENTE, CESÁREA
A pesar de que el proceso terminó en cesárea,
Silvia Simarro considera que fue un parto perfecto. “Dilaté hasta los 10 centímetros, pujé varias veces para intentar el parto vaginal y realmente lo viví como si estuviera pariendo de forma natural. Además, la cesárea fue también muy emocionante. Cuando salió June y me la pusieron encima, fue increíble. Enseguida se enganchó al pecho, con mucha energía y unos ojos tan abiertos... Fue una sensación muy fuerte, entre el amor y el respeto. Además, estuve en todo momento acompañada del padre de mi hija; fue como si los dos estuviésemos de
parto”, recuerda emocionada la reciente mamá. Efectivamente, el Hospital Universitari MútuaTerrassa permite como norma general la entrada del acompañante en el quirófano de cesáreas y, en las circunstancias actuales, ha mantenido este protocolo independientemente de la vía del parto. “Además, en el parto de Silvia, se hizo un pinzamiento tardío, que consiste en cortar el cordón de la placenta transcurrido un minuto. Es una de las recomendaciones de parto normal y, en nuestro hospital, procuramos hacerlo siempre, también en caso de cesárea”, explica la matrona Teresa Gutiérrez.
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