Page 46 - Mi bebé y yo 363 - Noviembre/Diciembre 2024
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• La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna en exclusiva hasta los seis meses de vida, y hasta los dos años de edad o más junto con una alimentación complementaria adecuada. La leche materna es el mejor alimento para el bebé, pues aporta todos los nutrientes necesarios para su correcto desarrollo y crecimiento. Asimismo, contiene anticuerpos y factores protectores, que la mamá pasa al bebé a través de la leche, y que le protegen de los posibles agentes patógenos,
al menos, durante los seis primeros meses de vida. Además, contiene oligosacáridos,
que nutren la flora bacteriana y contribuyen
a una buena salud intestinal y general del niño. Los expertos recomiendan ofrecer el pecho
a demanda, siempre que el bebé lo pida,
sin horarios establecidos y respetando sus ritmos, pues solo él sabe cuándo su estómago está vacío. ¿Y si la mamá no puede dar el pecho o decide no hacerlo? Existen alternativas artificiales
a la leche materna, específicamente estudiadas para las diferentes etapas del pequeño,
que le alimentan perfectamente, si bien,
tal y como remarcan los especialistas,
no hay nada comparable a la leche materna.
• A partir de los seis meses, se recomienda introducir los nuevos alimentos distintos a
la leche, con el fin de complementar la dieta del bebé y satisfacer así todos sus requisitos nutricionales. A diferencia de hace unos años, cuando se imponía un esquema estricto en la introducción de los alimentos, los expertos recomiendan ofrecer los nuevos alimentos de forma variada, sin seguir un orden establecido, respetando los tiempos
y los modos de cada niño.
• Según los nuevos esquemas de alimentación, un bebé de seis meses puede comer casi todo tipo de alimentos: cereales, frutas, verduras, carne y legumbres. Incluso alimentos como el huevo y el pescado, más
susceptibles de provocar alergias, se pueden ofrecer ya desde el inicio de la alimentación complementaria; se ha demostrado que retrasar su introducción no sirve para prevenir las posibles alergias a estos alimentos.
Lo mismo sucede con el gluten, que se aconseja introducir sobre los seis meses,
de forma gradual.
• Los expertos señalan que, de esta manera, se aprovecha la curiosidad del niño por probar nuevos alimentos: al principio,
el bebé está muy abierto a las novedades,
y la introducción de diferentes sabores parece favorecer el hábito hacia una amplia gama de gustos, que el pequeño tenderá a mantener cuando crezca.
A PARTIR DE LOS 6 MESES HASTA LOS 6 MESES