Page 52 - Mi bebé y yo 361 - Julio-Agosto 2024
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                 PARA UN CALZADO INFANTIL RESPETUOSO
Vamos a analizar las diferentes partes que conforman los zapatos de los niños para ver qué características deben reunir para un desarrollo óptimo del pie.
SUELA. Debe ser fina (de unos 3 mm) para permitir el paso de los estímulos del suelo. Aunque el niño vaya calzado, debemos procurar que siga sintiendo el terreno, con el fin de favorecer el equilibrio y la propiocepción.
• Ha de ser flexible para que la musculatura pueda trabajar y tonificarse, y así el pie pueda madurar.
• Es importante que sea totalmente plana. Debemos desterrar el mito de que es necesario un tacón para
el correcto desarrollo del pie. Un tacón provocará
un desplazamiento, un desequilibrio y un aumento
de la presión en la parte anterior del pie. No olvidemos que es un pie que se está formando.
• Por último, debe ser dura, es decir, no la debemos podemos hundir con un pellizco. El hueso que conforma el talón (el calcáneo) coge “consistencia” a través del impacto en el suelo. Con una suela tipo nube, estamos quitando este impacto, de manera que ponemos impedimentos en el desarrollo del calcáneo.
PUNTERA. Debe ser anatómica o redondeada,
y permitir el libre movimiento de los dedos.
SISTEMA DE SUJECIÓN. Tiene que ser siempre regulable, para que se pueda ajustar en función
del empeine del niño. Si el peque no sabe atarse
los cordones, es fundamental que sea con velcro
para favorecer su autonomía.
PLANTILLA. No debe incorporar un elemento anatómico. Hasta no hace mucho, se creía que era necesario añadir a la plantilla un “bulto” en el centro
para ayudar a la formación del puente del niño.
Pero, recientemente, se ha comprobado que el puente se forma con o sin bulto en la plantilla. Por lo tanto,
no es necesario que este elemento esté presente
en la plantilla.
• Asimismo, la plantilla ha de ser extraíble. No se trata de una característica indispensable, pero resulta muy práctica. Si es posible sacar la plantilla, podremos saber fácilmente, tan solo colocando el pie del niño encima, si el zapato le va a la medida. Además, esto nos permite comprobar la forma interior de la puntera, ya que algunas engañan desde el exterior, pareciendo
más amplias de lo que realmente son.
CONTRAFUERTE. Debe ser inexistente hasta
los cuatro años. A partir de esa edad, puede tener cierta consistencia, aunque no siempre es necesario.
• Un mito que hay que desterrar sobre el contrafuerte es que siempre se ha dicho que debemos poner a los niños zapatos que les “sujeten” el pie. Sabemos que los niños pueden tener un pie valgo (el pie cae hacia dentro por su propia laxitud) y este valgo va disminuyendo conforme trabaja la musculatura, que tiene la función de “enderezar el pie”. Cuando ponemos al peque un zapato para que le sujete el pie, estamos impidiendo que la musculatura trabaje. En consecuencia, veremos que el pie está recto cuando el niño lleva puestos los zapatos, pero, en cuanto se los quita, este pie estará más débil que nunca.
EN CONCLUSIÓN: debemos seguir la premisa de que el calzado ideal es aquel que permite el desarrollo
del pie del niño como si nunca hubiera llevado calzado. Solo se trata de respetar el desarrollo del pie del niño, sin interferir ni para bien ni para mal.
#52# Mibebeyyo
  ¿Quieres saber más sobre este tema? Escanea el código QR y accede al contenido completo del podcast de Mi bebé y yo “Cómo elegir el calzado del niño” con la podóloga infantil Neus Moya.
   





































































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