Page 13 - MIB 343 Septiembre 2021
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La fórmula mágica para educar es usar
esta brújula un 1% cada día. ¿En qué consiste la teoría del 1% que propones? Consiste en educar cada día un poco en cada punto de la brújula. Si no ocurre, es un 1%
que dejamos de hacer y que se va sumando
a medida que pasan los días.
Reeducar es mucho más difícil que educar. Por ejemplo, si siempre haces todo en casa
y no permites que tu hijo participe de la vida familiar, llegará el día en que te canses
(como es normal). Cambiarlo llevará tiempo, es un 1% en autonomía que, sin querer, se ha dejado de educar, y ahora se ha convertido
en un 200%. Cada día, inconscientemente, educas o no educas.
En tu libro, nos
cuentas que la base
de la felicidad de niños
y niñas es permitirles ser. ¿Qué necesita la infancia para poder ser? ¿Cómo podemos conectar con
sus necesidades reales? Vivimos en un mundo hecho por y para los adultos. Cada vez hay menos espacios donde los niños y las
niñas puedan expresarse libremente sin “molestar”. Las ciudades y la mayoría de contextos ni están preparados ni son seguros. Así que, cuando te conviertes en padre
o madre, nos pasamos el día buscando o creando espacios, tiempos y posibilidades donde nuestros hijos simplemente jueguen, corran, piensen
o socialicen. Esto que parece sencillo, no es nada habitual, porque tendemos a dirigirles y a decirles todo el tiempo lo que tienen que hacer.
Si los niños no se expresan, se van cohibiendo y van perdiendo contacto con sus necesidades reales.
A la larga, esto produce efectos secundarios: estrés, irritación, problemas de salud, di cultades emocionales... Por supuesto, tiene que haber un equilibrio entre momentos en libertad
y momentos dirigidos. Sin embargo, la realidad escolar y extraescolar nos dice
que pocas veces los niños pueden expresarse y muchas veces tienen que mostrarse como corresponde.
Para conectar con sus necesidades, podemos recurrir a algo muy sencillo: observar y escuchar. Esto es algo que nos cuesta, porque tenemos que pararnos en nuestra ajetreada vida a mirar qué hace nuestro hijo y por qué, o qué quiere decirnos con sus palabras. Se empieza a observar desde bebés y vamos creando esta conexión tan bonita poco a poco.
¿Cuáles son las claves para alcanzar
el bienestar familiar, el último punto de la brújula?
Este es el punto que perdemos más de vista. Somos varias personas en la familia y la idea es crear un hogar donde todos seamos lo más felices que podamos. Se nos suele olvidar este equilibrio que hablábamos entre necesidades de adultos y pequeños.
Para alcanzar el bienestar familiar, ayuda
cultivar nuestra red de apoyo (ya sea familiar
o de amigos), reírse, jugar y tener una actitud
de disfrutar, para que el ambiente en casa sea de calma. Además, no hay que perder de vista cuidar la pareja y, sobre todo, sumar en pareja, que es uno de los grandes retos de vivir en familia.
Por último, según tu experiencia
como padre y maestro, ¿qué consejos darías a padres y madres para que disfruten
de la crianza y la vivan de una manera positiva y sin agobios?
Vas a equivocarte; es necesario. Probablemente, te ocurra cada día. Hay que dejar a un lado
el perfeccionismo y aprender por el camino.
La crianza es intensa y requiere tiempo y esfuerzo, pero todo cambia en función de la actitud que tenemos. Es muy diferente pensar a diario que lo hacemos mal a pensar que estamos aprendiendo y que vamos a mejorar poco a poco. Entonces, salimos del sufrimiento y empezamos a disfrutar.
Mibebeyyo #13#


































































































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