Page 47 - Mi Bebé y yo 356 - Sept-Oct 2023
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¿Qué hacer para que nuestros hijos tengan una buena relación con la comida?
• No forzar a comer y respetar su apetito.
• Confiar en sus sensaciones corporales y sus sistemas de autorregulación, que les indican cuándo comer y cuándo se sienten saciados.
• Dar un buen ejemplo.
• No categorizar a los alimentos como buenos/malos, saludables/ insanos... Esto puede hacer que se sientan culpables si comen alguno del grupo de los malos/insanos, etc.
• No hablar mal de nuestros cuerpos ni de los cuerpos de otras personas, y fomentar la aceptación corporal
y la diversidad.
• Visitar con ellos el mercado. • Cocinar juntos, etc.
¿Cómo reconducir
la alimentación de la familia
si nos damos cuenta de que no lo estamos haciendo del todo bien?
• Es necesario comenzar poco
a poco por lo que resulte más sencillo: tal vez sea reducir la oferta de zumos o bebidas azucaradas y tomar más agua; incluir más verduras
en las comidas o dejar alguna visible en lugar de que siempre estén escondidas en las recetas que preparamos; empezar a ofrecer fruta en las meriendas, aunque
vaya acompañada de un bocadillo o de un yogur; comenzar a probar el pan y los cereales integrales, etc. Existen muchas cosas que podemos hacer para mejorar
como familia, poco a poco y en
la medida de lo que nos resulte más alcanzable y sostenible.
Si buscamos mejorar y mantener esta mejora, lo importante será comenzar a hacerlo por lo que nos resulte más sencillo, de modo que, una vez alcanzado el objetivo, nos podrá dar un empujón para lograr retos más complejos.
¿Cuáles son los errores más comunes que cometemos los padres con respecto a la alimentación de nuestros hijos?
Entendiendo que solemos actuar pensando en el bienestar de nuestros hijos, en muchas ocasiones, podemos equivocarnos. Por lo que se refiere
a la alimentación, esto suele suceder cuando:
• Nos preocupamos más por el hecho de que coman algo que por ese algo que comen. En nuestro afán para que coman en todas las comidas del día, en muchas ocasiones, sacrificamos el valor nutricional en favor del sabor o apetencia (por ejemplo, recurriendo a productos ultraprocesados).
• Presionamos o insistimos en que coman sin apetito, valiéndonos, muchas veces, de estrategias poco recomendables, como alterar el sabor de los alimentos agregando azúcar o sal, o distraerlos con tablets, móviles, TV, etc. • No les enseñamos a confiar en sus sensaciones, ejerciendo control sobre las cantidades que comen o los momentos de comida a través de premios o castigos (por ejemplo, que se lo tengan que comer todo para luego poder ir al parque).
• Premiamos con dulces. Mejor utilizar otro tipo de recompensas.
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