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EL COMIENZO DE LA DESVIACIÓN CON SALOMÓN.
David fue fiel al Señor más que ningún otro rey, y fue a él
que Dios prometió que su reino sería eterno, y se refiere al
reinado de Cristo (Yeshúa) que además, vendría de su
descendencia: “Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre
delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.” (2º
Samuel 7:16). También le promete el Señor que sería su hijo,
quien edificaría el templo: “Y cuando tus días sean cumplidos,
y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de
tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino.
El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el
trono de su reino.” (2º Samuel 7:12-13).
Dios cumplió todo lo que dijo a David. El templo se
construyó en el reinado de Salomón, y tardaron siete años en
su construcción, según nos dice 1º Reyes 6:38. El templo se
dedicó al Señor y la gloria de Dios cayó tan fuerte, que no
podían estar en el templo: ”Al salir los sacerdotes del Lugar
Santo, una densa nube llenó el templo del Señor. 11 Los
sacerdotes no pudieron seguir con la celebración a causa de la
nube, porque la gloriosa presencia del Señor llenaba el templo
del Señor.” (1º reyes 8:10-11).
El reinado de Salomón fue el más próspero, y la paz fue
duradera de todos los tiempos de Israel. Fue un tiempo de
mucha abundancia. Dios dio también, sabiduría a Salomón
para gobernar, y fueron tiempos muy tremendos de parte de
Dios para Israel. Pero a pesar de toda esta bendición de Dios,
Salomón pecó y estuvo apartado de los caminos del Señor. Y
alguno puede pensar que Salomón no estuvo apartado del
todo, pero yo personalmente opino que sí lo hizo, y que no fue
hasta el final de sus días cuando volvió al Señor.
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