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que   pasarían, y     dice:   “servirás, por     tanto, a    tus enemigos       que

                  enviare     Jehová     contra     ti, con     hambre       y  con     sed y con
                  desnudez,      y con    falta de   todas   las  cosas; y    él pondrá     yugo    de

                  hierro sobre tu cuello, hasta destruirte.” También encontramos

                  en   Deuteronomio          32:24:    “Consumidos         serán    de   hambre, y

                  devorados de        fiebre    ardiente    Y   de   peste   amarga;     Diente     de

                  fieras  enviaré     también     sobre   ellos, Con veneno          de   serpientes
                  de la tierra.”


                         Ezequiel     6:11-12  dice:  “Así       ha   dicho     Jehová    el  Señor:

                  Palmotea      con   tus manos,      y golpea     con    tu  pie, y di:    ¡Ay, por

                  todas   las  grandes     abominaciones        de la casa de Israel!        porque

                  con espada y con hambre y con pestilencia caerán. El que esté

                  lejos  morirá    de   pestilencia,    el que   esté   cerca   caerá   a  espada, y
                  el que quede y sea asediado morirá de hambre; así cumpliré en

                  ellos mi enojo.” Hay muchos versos que habla del hambre y la

                  miseria, y el motivo         es  porque, tanto judíos         como la casa de

                  Israel,  habían     dicho    cosas horribles,       como podemos           leer en

                  Jeremías      44:16-19:  “ La palabra           que nos       has    hablado en
                  nombre      de  Jehová,     no  la  oiremos     de   ti; sino  que   ciertamente

                  pondremos por          obra    toda   palabra     que   ha   salido   de   nuestra

                  boca,   para   ofrecer    incienso    a  la reina   del cielo,    derramándole

                  libaciones,     como     hemos      hecho     nosotros     y  nuestros     padres,

                  nuestros    reyes y nuestros        príncipes, en     las ciudades de       Judá    y
                  en   las plazas de      Jerusalén, y tuvimos abundancia                de   pan,    y

                  estuvimos alegres, y          no   vimos     mal    alguno.    Más    desde     que

                  dejamos de ofrecer incienso a la reina del cielo y de derramarle

                  libaciones, nos falta         todo, y a      espada     y de    hambre      somos
                  consumidos.       Y  cuando     ofrecimos      incienso    a la  reina   del cielo,

                  y  le derramamos        libaciones,     ¿acaso    le hicimos     nosotras     tortas

                  para     tributarle     culto,    y le      derramamos          libaciones, sin

                  consentimiento        de   nuestros maridos?”           Fíjese que cosa más


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