Page 185 - Dune
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estrellas. Fue izada a la parte trasera del tóptero, sus ligaduras de krimskell fueron
examinadas, y luego fijaron su cinturón. Paul fue colocado a su lado, asegurado
cuidadosamente, y entonces observó que sus ligaduras eran de cuerda normal.
Caracortada, el sordo que había sido llamado Kinet, ocupó su lugar delante. El
que había conducido la litera, que había sido llamado Czigo, dio la vuelta al aparato y
ocupó el otro asiento delantero.
Kinet cerró la portezuela y se inclinó sobre los controles. El tóptero levantó el
vuelo con las alas replegadas, dirigiéndose al sur por encima de la Muralla Escudo.
Czigo palmeó el hombro de su compañero y le dijo:
—¿Por qué no te vuelves y echas una mirada a esos dos?
—¿Sabes hacia dónde tenemos que ir? —Kinet no dejó de mirar los labios de
Czigo.
—He oído decírselo al traidor, como tú.
Kinet hizo girar su asiento. Jessica vio las luces de las estrellas reflejarse en el
láser que empuñaba. Sus ojos iban acostumbrándose a la pálida luminosidad del
interior del ornitóptero, pero el rostro lleno de cicatrices del guardia permanecía en
las sombras. Jessica comprobó el cinturón de su asiento, y descubrió que estaba flojo.
Notó que estaba deshilachado a la altura de su brazo izquierdo, y se dio cuenta de que
había sido casi seccionado allí, y que cedería al primer movimiento brusco.
¿Alguien ha venido antes a este tóptero y lo ha preparado para nosotros?, se
preguntó. ¿Quién? Lentamente, apartó sus atados pies de los de Paul.
—Es realmente una lástima desperdiciar a una mujer tan hermosa como ésta —
dijo Caracortada—. ¿Nunca has poseído a una de la nobleza? —Se volvió a mirar al
piloto.
—Las Bene Gesserit no son siempre nobles —dijo el piloto.
—Pero todas tienen ese aspecto.
Puede verme bien, pensó Jessica. Levantó las atadas piernas y las apoyó en la
silla, encogiéndolas y mirando a Caracortada.
—Realmente hermosa, sí, señor —dijo Kinet. Se humedeció los labios con la
lengua—. Es realmente una lástima. —Miró a Czigo.
—¿Piensas lo que yo pienso que estás pensando? —preguntó el piloto.
—¿Quién lo sabrá nunca? —preguntó el guardia—. Luego… —se alzó de
hombros—. Nunca he poseído a ninguna noble. Quizá nunca más en mi vida tenga
una oportunidad como ésta.
—Si te atreves a poner una mano sobre mi madre… —gruñó Paul. Miró
furiosamente a Caracortada.
—¡Hey! —el piloto se echó a reír—. El cachorro ladra. Pero de todos modos no
puede morder.
Y Jessica pensó: Paul da un tono demasiado agudo a su voz. Pero de todos
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