Page 324 - JUNIO 2024
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Anhelo la vida junto a ti, anhelo envejecer junto a ti, anhelo vivir para                   6
                  siempre en ti, porque desde que te conocí, conocí una parte de mí que
                  aún dormía, una parte de mí que, aunque te esperaba no sabía que era

                  así.

                  Ahora esa parte de mi ser ni siquiera es mía, ahora te pertenece a ti,
                  mi amor, dueño de mi corazón.

                  Compartimos un sentimiento hermoso que nos hace vibrar de emoción
                  al mínimo roce de nuestras manos, y no necesitamos más que vernos

                  a los ojos para experimentar miles y miles de sensaciones las cuales
                  no  necesitan  palabras.  Nuestra  comunicación  es  diferente,  tan
                  diferente como este amor que sentimos.

                  Te  cielo  y  te  amaré  siempre,  viviré  cada  día  demostrándote  lo
                  importante que eres en mi vida.


                  Te cielo:

                  Apareciste en el momento justo y a la hora indicada, cuando más se
                  me tambaleaba el piso llegaste para tomarme de la mano y sostenerme.

                  Ahí estabas tú, radiante como el Sol, bella como una flor...


                  Tu ternura hizo que mis lágrimas cesaran, tu sonrisa logra cambiar
                  mis penas por alegrías...

                  Al  mirarte  sentía  ese  calor,  esa  energía  que  se  plasmaba  en  las
                  paredes del corazón con firmeza.

                  Tus palabras que al oído me decías, es tiempo, es tiempo de volver a

                  empezar...

                  ¿Cómo agradecerte? No sé... Sólo se me ocurre decirte hoy ¡cuánto te
                  cielo!, que me hiciste volver a creer que mi corazón al igual que una
                  flor en primavera floreció...


                  Hoy me doy cuenta de la cantidad de amor que todavía tengo para dar.

                  Aprendí que a una mujer hay que saberla amar, hay que cuidarla como
                  se cuida una rosa... que hay que amarla y decirle cuanto uno la ciela,
                  sin vergüenza ni pena, que hay que valorarlas y darles su lugar.

                  De qué sirve ser lindo por fuera si se lleva lo peor por dentro... Hoy

                  quiero gritar a los cuatro vientos cuanto te cielo. ¡Cuánto te cielo! Si lo
                  sabe Dios, que lo sepa el mundo.
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