Page 345 - JUNIO 2024
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Eres la primavera que le da dulzura a estos versos, eres la mujer cuyas manos
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                  tienen la delicadeza para aliviar mis tristezas, y las mías poseen el amor que

                  necesitas para endulzar tus proezas, haciendo del paisaje el lienzo más hermoso
                  reflejando tu belleza.


                  He recorrido mil distancias, pero ningún camino es tan bello como ir de tu
                  mano, he tropezado mil veces, pero ahí has estado siempre tú, cuando gritaba

                  de dolor, fuiste un apoyo constante…por esto doy testimonio de fe y amor como
                  humilde escribano, de este sentimiento lindo que me embarga, expresándote mi

                  cariño con mis propias manos.

                  Comienzo a rimar la historia del por qué eres el amor de mi vida, la maga que
                  hechizo de encanto mi mundo, haciendo de éste un paraíso, convirtiéndome en

                  tu títere cada vez que sientes que por tus manos me deslizo, sintiéndote ahora sí
                  segura que nunca pronunciaré una despedida.


                  Hablar de ti es incansable, pues tú eres mi inspiración, tú le das alegría al ser
                  que  yo  vivo,  tú  eres  un  encanto  y  divinidad  mujer,  tú  me  provocas,  me

                  emocionas, haces nacer en mí la pasión, cada vez bajo mis sabanas cuando tu
                  olor percibo, sumergiéndonos en la fuente de vida y placer.


                  He de terminar estos humildes versos, sellando en ellos mi más grande ilusión,
                  ven camina siempre junto a mí, te lo pido de favor, bajo esta estrella hermosa

                  que nos invita a llegar juntos hasta nuestro redentor, implorando siempre por
                  este lindo sentimiento tras una sencilla oración.

                  Amor, acompáñame, que Dios está dispuesto hacer maravilloso nuestro destino,

                  acompáñame a envejecer, a cuidar a nuestros hijos…, sé siempre tú a la que
                  ame fielmente mi corazón, y se tú la que, en un sarcófago, algún día me estés

                  enterrando.

                  Recuerda que, si he de faltarte, mi alma ha de quedar para cuidarte, no te

                  preocupes mi amor, que nada ni nadie te lastimará, no me llores, vela por mi
                  hija, por el mundo que construimos, pues desde donde éste mi vida seguirá siendo

                  tuyo, porque te cielo y siempre te amaré.

                  Mis letras...

                  Tienen tu sabor, ése que me dejas cuando ya todos se han ido, cuando sólo tú y

                  yo estamos aquí para leernos.
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