Page 441 - JUNIO 2024
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Mi  rostro  pegado  a  la  ventana,  confundía  mis  lágrimas  y  me                        9
                  preguntaba si tu alegría era por hablar conmigo.

                  (Siento celos de saberte lejos)


                  El  invierno  es  muy  triste  sin  ti,  muy  cruel  esta  soledad  que  no  se
                  conforma con vivir de esta manera...

                  ¿Cuándo podré tus labios besar, amor mío?

                  Silencio en mi cuarto, nada responde a mi lamento.

                  De saberte lejos... lejos de todo cuanto añoro le conté a mi almohada

                  los  secretos  que  no  me  atrevo  a  decir  a  nadie,  por  miedo  a  ser
                  rechazado,  por  miedo  a  que  este  amor  que  siento  se  vea  muy
                  idealizado.

                  (Loco de amor estoy amor)

                  Ya no me importa tu rostro, quiero tus manos que me hablan de un

                  amor grande, de un amor que no sabe de miedos... ese amor deseo yo...

                  Pero cuando escucho tu voz toda duda se disipa y me quedo en tus
                  brazos escuchando la música que tengo para cuando contigo hablo,
                  allí sí te puedo amar, porque es allí donde existes para mí...


                  Sí amor, anoche te lloré porque nadie sabe ¡cuánto te cielo!

                  Te cielo tanto…

                  Tu amor que mucho te extraña... y te ciela.

                  (Tú me haces amarte cada día más)

                  Corazones destinados a estar juntos.


                  Dicen que dos corazones que están destinados a estar juntos, no hay
                  nada que puedan hacer para escapar el uno del otro: su amor nacerá,
                  florecerá y permanecerá eterno, por encima de las estrellas, porque
                  hay una fuerza más grande que nosotros que nos empuja, nos invita a

                  sentir.

                  Sé que cuando te conocí sentí algo muy especial, algo que nunca jamás
                  había  sentido,  un  escalofrío  recorrió  mi  cuerpo  y  en  ese  mismo
                  instante supe que nuestros corazones se estaban llamando el uno al
                  otro, porque se conocían desde hace mucho, mucho tiempo, y estaban

                  respondiendo a la llamada del destino, de la que nadie puede escapar.
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