Page 849 - JUNIO 2024
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Nunca creí llegar a tener estos momentos felices que tú me                                  11

                  haces vivir, llegué a pensar que no existiría nadie para mí…

                  Pero,  de  repente,  Dios  me  dio  una  bendición…  Fue  esa

                  bendición de poder conocerte, de conocer a una Gran Mujer,
                  una  mujer  con  buenos  valores  y  con  un  amor  inmenso

                  guardado  en  el  corazón,  y  que  necesitaba  que  alguien  la


                  ayudara a sanar aquellas heridas del pasado.

                  De la nada, me pregunté a mí mismo “¿Debo estar con ella?” Y

                  conforme el tiempo pasó y las cosas se dieron, me fui dando

                  cuenta una y otra vez, “Ésta es la mujer con quien debo estar”

                  … Porque, sin darme cuenta, yo también necesitaba de ti, como


                  tú de mí.

                  Poco a poco fue creciendo ese amor, lleno de fe, de esperanza,

                  de  amor…  poco  a  poco  ese  amor  se  fue  haciendo  nuestra

                  sanación  para  nosotros  mismos.  Y  la  única  forma  de
                  agradecernos el uno al otro fue seguir amándonos y hacernos

                  felices mutuamente. Fue esa acción que nos unió más y más,

                  día tras día. Fue como nos enamoramos el uno del otro, fue

                  como nos apoyamos el uno al otro, esa fue la manera de seguir


                  juntos y seguir luchando…

                  Nunca creí ser tan valioso para que alguien se llegara a atrever

                  a formar un hogar, una familia conmigo, y para mí sería todo

                  un honor estar a tu lado toda la vida, ver cómo pasan los años

                  a tu lado, ver cómo crecen nuestros hijos, seguir junto a ti en

                  las buenas y en las malas, para después de todo, seguir unidos,
                  seguir a tu lado, y poder seguir diciéndote al oído lo importante

                  que eres para mí… y, sobre todo, “te cielo”.
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