Page 1244 - JULIO
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Estaremos sí como antes, leyendo yo tus versos, leyendo tú mis versos, no                   18
                  separados por muchos kilómetros de un mar que trae consigo momentos

                  vividos del ayer, como aquella vez que frente a su inmensidad me mirabas,
                  mientras yo dichoso de estar así como en éxtasis ante la presencia de un
                  sueño que se cumple, buscaba en mi alma frases que pudieran expresar que

                  eres tú quien mi corazón llama, tú a quien deseaba en las noches largas
                  cuando  el  frío  acompañaba  mi  espacio,  tú  con  sonrisa  dulce  y  mirada

                  serena.

                  Sabes, he visto sin querer todo aquello que el mundo ofrece, en mi viajar
                  he descubierto lo que nos enseñan en libros, lo que dicen los poetas del
                  egoísmo y la maldad, de la crueldad entre humanos que nacieron para ser


                  hermanos, una familia unida por el amor y la bondad.
                  No sé qué decir a veces, pero comprendo que un hombre solo por más que
                  lo quiera no puede cambiar el curso de las cosas, por eso me refugio en este

                  amor que nos une, que nos llena y más que todo espero en las promesas del

                  Todopoderoso que promete un futuro de paz.
                  No te olvido amor, es imposible olvidarte, estás en el aire que respiro, en

                  las horas que pasan, en la vida misma que sin ti sería un viaje sin sentido
                  hacia un lugar perdido en el tiempo.


                  Eres tú quien da esencia a mí existir, sencillamente tú.

                  Te cielo vida mía, gracias, muchas gracias por permitirme el amarte día a
                  día, noche a noche. Te adoro vida mía…

                  Te cielo tanto…


                  Tu amor que mucho te extraña... y te ciela.

                  Así te adoro, así te cielo, siempre tuyo, siempre mía, siempre nuestro.


                  Ven junto a mí...

                  ¡Dios mío, Dios mío!

                  ¿Cuándo por fin podré mirarte y tocarte?


                  ¿Cuándo será que pueda sentir tu respiración?
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