Page 1263 - JULIO
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Mujer amada y niña amante, no recuerdo en qué momento te convertiste
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en beso cercano, ni cuando mi verso se convirtió en flor, flor que te llega
en cada carta y poema que te envío…
Pero sí sé, con toda seguridad, que todo beso que te envío, tras recorrer
los largos kilómetros que nos separan, sabe a esperanza.
Esperanza reconfortante para las noches y días que nos hallan abrazados
en distintas patrias, y que sin embargo hacemos del mundo nuestra única
patria porque nos amamos.
El tiempo nos ha hecho cómplices enamorados, cómplices de un amor
casi secreto porque es muy grande, más grande de lo que podamos
explicar, más grande de lo que los demás pueden ver.
Nuestros caminos se han entrelazado, cada día volvemos a sentir amor,
cada noche nos abrigamos los mismos sueños en diferente almohada…
Sí porque debes saber, así como yo lo sé desde muy dentro, que ninguna
mujer puede ocupar tu lugar en mi alma.
Te pienso cuando me piensas porque puedo sentir tu amor, nunca olvidaré
tu primer “te adoro”, tu primer “te cielo”, ni tu primer “te extraño”.
Te veo así a lo lejos y luego te siento muy cerca.
Llegará el día en que por fin podamos estar juntos. Sé que ese momento
llegará y el tiempo de los dos coincidirá…
Amanecerás con mi voz en tus oídos cada mañana, como amanecen ahora
estas cartas que te escribo con mucho amor y cariño, porque sólo tú
mueves mis dedos sobre el papel para inspirar hermosas frases de un amor
comprensivo y verdadero, amor tuyo y amor mío, amor nuestro, este
amor que floreció en la distancia al refugio de la sinceridad más pura.
Llegará el tiempo de los dos, está llegando…
Una calle nos verá caminar juntos, y luego otra calle, luego el sol y la luna
nos verán caminando juntos. Aun sin poder verme sé que me miras, sé
que me extrañas como yo lo hago.