Page 1431 - JULIO
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En cada bello titilar, contemplo el manto tisú, la luna y una que otra fugaz
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que cruza rauda el cielo… y yo suspirando por tu amor, por tu presencia…
por tus besos.
La suave brisa acaricia mi piel, cierro los ojos y me parece escuchar tu voz
diciéndome cuánto me cielas, cuánto me extrañas y quiero pensar que tú, a
í,
través de la distancia igual estás pensando en m en los momentos
compartidos, la suave quietud del mar trae a mi mente la dulzura y paz que
hay en tus ojos cuando me miras a través de la pantalla, con esa tierna
mirada que me enternece…
Se llena mi corazón del más puro y bello sentimiento a lo lejos una barca
navega solitaria, sonr ío y pienso que igual de solitario se encuentra mi ser
en ese momento
¡Y cuánto diera por tenerte a mi lado! Compartir contigo la belleza del mar,
taciturna y callada, sólo contemplo, medito, suspiro y me lleno del recuerdo
de tus besos distantes, de tus detalles de amor que me hacen amarte cada
d ía más…
¡Y soy feliz! Por tenerte, por saber que me cielas, que me extrañas y que
también deseas estar conmigo, siempre juntos… enamorados e ilusionados
compartiendo las cosas más simples de la vida, tener la suavidad y calidez
de tu mano sobre la m ía y caminar descalzos por la tibia arena, brindándonos
dulces besos por instantes, teniendo por testigo la luz de la luna, el suave
susurrar de las olas mientras se deslizan en nuestros pies…
Sólo dejo constancia en esta carta de lo mucho que te cielo y extraño…
Sólo dejo constancia que la distancia no me impide amarte cada d ía más…
Tu sindicalista que te ciela con locura y más.
TE CIELO y te seguiré amando por el resto de mi vida mi gran AMOR
Cariño, todos los d ías te demostraré que nadie mejor que tú me hace tan
ías ocupar cada pedacito
inmensamente feliz, que nadie mejor que tú podr
de mi corazón
Eres la personita que mi alma eligió para ser su fiel compañía y la que mi
mente escogió para ser mi inspiración por el resto de mi vida
Jamás necesitaste permiso, y tampoco necesitaste de una llave para abrir
las puertas de mi corazón, ¿sabes por qué? porque tú eres su dueña