Page 1451 - JULIO
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Esta carta habla de una ausencia, pero también de una presencia, de cómo
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                  poder  estar  juntos  cuando  aún  no  se  puede  estarlo,  en  esta  distancia

                  temporal que tantas veces nos hace daño por igual tú y yo, de las mañanas
                  que llegan vivas, cuando escribo o pronuncio tu nombre.


                  De todas esas veces que me piensas y te pienso.

                  Sí porque cuando me piensas, te conviertes en mi ángel, y me salvas sin

                  yo darme cuenta, de peligros indivisibles, más que un amor lejano, cuando
                  me piensas te conviertes en ángel cercano, de pequeños conjuros y grandes
                  milagros que delatan mi existencia sobre tus ojos.


                  Sí, cuando me extrañas, por los mismos lugares paralelos donde yo te
                  extraño, entiendo que estar vivo, es estar junto a ti, que sólo tú comprendes

                  lo que soy cuando me pongo a juntar para ti frases de amor entre mis
                  manos, sólo son mis manos y están lejos, sólo frases de amor y están lejos,

                  pero debes saber que yo te tengo cerca desde que descubrí que resguardabas
                  muchos fragmentos de mi destino, que tú eras uno de esos fragmentos y
                  eras a la vez todo, lo más importante, porque eres tú la que llegó como un

                  contiguo beso de mayo en el lapso idóneo para que yo con toda la fuerza

                  del entendimiento descubriera que te amaba.

                  El verano y el invierno simultáneos, nos miran cautelosos, quizás nos
                  desconocen, quizás nos reconocen, como tú me reconoces.


                  Esa otra tú y ese otro yo que éramos, antes de coincidir por el camino ¿te
                  acuerdas?  y  que  nos  reconocemos  en  cada  beso  inédito  que  no  llega  a

                  nuestras bocas.

                  Y yo


                  Te reconozco también, como si ya hubieses leído esta carta antes, como si
                  mis  manos  ya  hubiesen  dormido  entre  tus  cabellos,  te  reconozco  en  el

                  silencio que me das a beber de ti, para que pueda aprender a susurrar te
                  cielo, así como lo haces tú cuando sabes que necesito de esas dos palabras
                  por sobre todas las cosas que puedas decirme.


                  Si  acaso  es  mentira,  este  día  sin  voz,  todos  estos  días  sin  voz,
                  transcurriendo oblicuos, si acaso también son mentira estas tardes, casi sin

                  luz y sin aire, si acaso son de mentira todos los días que fingen felicidad,
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