Page 1475 - JULIO
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Cuando  te  hablo  de  amor amada mía,  siempre quise  y quiero decir,  la                  16
                  verdad que siento nacer muy dentro, cuando emoción, fantasía e inmenso

                  caudal  de  sentimientos  se  unen  y  llaman  como  en  sueños  tu  hermoso
                  nombre.

                  De pronto, entre primaverales campos te encuentro, no pienso más en la

                  llegada del invierno o de tormentas que dejan a su paso huellas de tristeza
                  y soledad. No pienso en el caer de otra página del llamado Calendario ni
                  me importa que cada cual viva en la carrera inacabable de hacer esto o

                  aquello.

                  Solamente  importa  tu  presencia  en  mis  días,  tus  caricias  al  momento
                  exacto de la entrega, el unir de nuestros labios en el nuevo comienzo de ese

                  viaje que sabemos emprender tú y yo.

                  Sé  mi  amor  que  lejos  de  ti  he  de  sorber  lenta  y  dolorosamente  cada
                  segundo, aunque solícito iría a donde estés si pudiera, más tú como yo

                  comprendes que será cuando termine lo que falta, entonces nada me atará
                  a noches sin tus besos, ni habrá amaneceres sin abrir juntos otro capítulo
                  nuestro.


                  Por ahora descanso y te hablo a través de esta carta que llegará antes que
                  yo y estará ante tus lindos ojos, en tus manos que extraño a cada instante.

                  Me quedan algunas Lunas que seguir y ciertos caminos que andar rumbo

                  al Norte.

                  Pronto será como quisimos, y en la vastedad de este sentir que nos une,
                  podré susurrarte aquello que te gusta:


                  "Te amaré mi amor, eternamente"

                  Abrázame el alma.

                  Mi vida era la historia de una tierra gris, donde habitaba un árbol sin

                  frutos, plantas sin flores y animales despiadados que cortaban el aire con
                  sus afiladas garras.


                  Mi vida existía en un mundo sin sueños, sin esperanzas ni anhelos. Mi
                  vida era plana y vacía, fría y amarga.

                  Pero un día un rayo de sol iluminó mi cielo abriéndose paso entre espesas

                  y negras nubes para enseñarme que más allá de lo que mis ojos podían ver
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