Page 859 - JULIO
P. 859
Eres mi esposa, pero de ti haré una princesa. 3
Carta para mi amada esposa.
Eres mi esposa, pero de ti haré una princesa, porque en ti me apoyo,
en ti pienso, en ti confío y en ti veo mi presente y futuro.
Llamarte mi esposa, es pensar que te pertenezco, que tuyo es mi
corazón, mi vida, mis palabras, mis pensamientos, mis ilusiones, mi
felicidad, mi respeto, mis planes y mis proyectos.
Y yo soy tu esposo, aquel que estará todo tiempo a tu lado sin pedirte
nada a cambio, el que te da todo, mi amor, mi cariño, mi respeto y mi
fidelidad.
Soy también el que estará a tu lado cuando las tristezas te acechen,
aquí estaré siempre para ti, para apoyarte y animarte.
Te cielo, esposa mía, por todo lo que eres, te cielo por tu ternura, tu
locura, tu amor, tu pasión, tus virtudes y debilidades.
Eres mi amiga, no me fallarás, no me traicionarás y no me dañarás.
Porque somos los mejores amigos del mundo, tú me entiendes y yo te
entiendo, somos dos en uno, ¿o mejor somos dos que uno?
Porque si caigo, tú me levantas y si tú caes, yo te levanto, pero ¡ay de
aquel que esté solo, pues cuando cayere, no habrá segundo que lo
levante!
También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente, más,
¿Cómo se calentará uno solo?
Por esto quiero estar toda la vida a tu lado, para que estés conmigo y
yo contigo y sentir tu calor y tu respiración.
Eres mi amante, mi fruta de pasiones, es mi deseo el hacerte mía a cada
momento, es mi deseo verte a mi lado en la noche, es mi deseo
profundo acariciarte, y estar contigo disfrutando de tu presencia,
amante mía, en la noche entera.
Que la noche se haga larga, plácida y eterna, que el tiempo se detenga
para seguir disfrutando de este gran amor, y al final quedarnos
dormidos, contentos de que estemos el uno junto al otro.