Page 17 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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El  primero  de los Titanes  se  llama  Océano.  Es el  cinturón
        líquido que rodea el universo y corre en círculo, de manera
        que  su  principio  y  su  final  se  confunden:  el  río  cósmico
        gira en  circuito  cerrado  sobre  sí  mismo.  El  más joven  de
        los Titanes lleva el nombre de Cronos, y lo apodan «Cronos
        el de las ideas  astutas». Además de los Titanes y las Titani­
        des nacen dos tríos  de seres monstruosos.  El  primero es  el
        de  los  Cíclopes  -Brontes,  Estéropes  y Arges-,  personajes
        muy poderosos que sólo tienen un ojo y cuyos nombres di­
        cen  con suficiente claridad a qué tipo de metalurgia se de­
        dican:  el estruendo del trueno, el fulgor del relámpago y el
        rayo.  Son,  en  efecto,  quienes  fabricarán  el  rayo  para  re­
        galárselo  a Zeus.  El  segundo trío está formado por los lla­
        mados Hecatonquiros: Coto,  Briareo y Giges.  Son seres de
        talla  gigantesca,  que  tienen  cincuenta  cabezas  y  cien  bra­
        zos, cada uno de éstos dotado de una fuerza terrible.
            Ya  tenemos,  junto  a los Titanes  y  las Titánides,  a  los
        primeros dioses  individualizados  -no  son  simplemente,  a
        diferencia de Gea, Urano o Ponto, el nombre dado a unas
                          .
        fuerzas  naturales—  Los  Cíclopes  son  capaces  de  fulminar
        con la vista.  Poseen un único ojo en el centro de la frente,
        un  ojo  capaz  de  fulminar,  como  el  arma que  ofrecerán  a
        Zeus.  Personifican  el  poder mágico  del  ojo.  Por su parte,
        los  Hecatonquiros  personifican  la  fuerza  bruta,  la capaci­
        dad  de  vencer,  de  triunfar  por  la  fuerza  física  del  brazo.
        Capacidad de  fulminar para unos;  para otros,  fuerza bru­
        ta: manos capaces de juntar, estrechar, romper, vencer, do­
        minar  a  cualquier  criatura  del  mundo.  Pero  volvamos  a
        cuando Titanes,  Hecatonquiros y Cíclopes están aún en el
        vientre  de  Gea,  pues  Urano  yace  continuamente  encima
        de ella.
            Todavía  no  existe  realmente  la  luz,  porque  Urano
        mantiene una noche  permanente  al cubrir a Gea.  La Tie­
        rra da,  por fin,  libre curso a su cólera.  Está furiosa por te-


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