Page 25 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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supone también un aspecto sombrío, y es,  al mismo tiem­
         po,  un  sacrilegio por el que habrá que  pagar. Y en el  mo­
         mento  en  que  el  Cielo  se  retiró  a  su  morada  definitiva,
         lanzó  contra  sus  hijos,  los  primeros  dioses  individualiza­
         dos,  una maldición que se cumplirá,  algo  de lo que se en­
         cargarán las Erinias, nacidas de esa mutilación. Algún día,
         Cronos tendrá  que pagar su deuda a las  Erinias vengado­
         ras de su padre.
             Será  pues,  Cronos,  el  más  joven  de  sus  hijos,  pero
         también  el  más  audaz,  el  que  prestará  su  mano  a la  treta
         de  Gea para  apartar  al  Cielo  de  ella,  el  que  se  convertirá
         en el rey de los dioses y el mundo. Junto a él,  a su alrede­
         dor,  están  los  dioses  Titanes,  inferiores,  pero  cómplices.
         Cronos  los  ha  liberado,  son  sus  protegidos.  Nacidos  de
         los  coitos  de  Urano  y  Gea,  existían  también  dos  tríos  de
         personajes,  al  principio  bloqueados,  como  sus  hermanos
         Titanes, en el seno de la Tierra: son los Cíclopes y los He­
         catonquiros.  ¿Qué  les  ocurre?  Todo  hace  suponer  que
         Cronos,  el  dios  celoso  y malvado,  siempre  al  acecho y en
         guardia,  temeroso  de  que  tramen  contra  él  alguna  fecho­
         ría,  los encadena.  Encadena a los  Cíclopes y los Hecaton­
         quiros, y los relega al mundo infernal.  Por el contrario, los
         Titanes y las Titánides, hermanos y hermanas, se unirán y,
         en  especial,  Cronos  con  una  de  ellas,  Rea,  que  da  la  im­
         presión de ser una especie de doble de Gea. Rea y Gea son
         dos  fuerzas  primordiales  parecidas.  Sin  embargo,  algo  las
         diferencia: Gea  posee  un  nombre  transparente  para  cual­
         quier griego, pues su nombre significa Tierra, y es la tierra;
         Rea, por su parte,  ha recibido un nombre personal e indi­
         vidualizado,  que  no  encarna  a  ningún  elemento  natural.
         Rea representa un  aspecto  más antropomorfo,  más huma­
         nizado,  y  más  especializado,  que  Gea.  Pero,  en  el  fondo,
         son como cualquier madre y cualquier hija,  están la una al
         lado de otra, son semejantes.

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