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rearse de los procedimientos de la historia y de los artificios literarios para
componer su ubra fundamental sobre la tierra en que él había nacido: el
Perú.
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LOS COMENTARIOS REALES
L A OBRA estuvo anunciada por primera vez en la primera dedicatoria a
Felipe II de la traducción de los Diálogos de Amor de Le6n Hebreo:
"Y con el mismo favor pretendo pasar adelante a tratar sumariamente de
la conquista de mi tierra, alargándome más en las costumbres, ritos y cere-
monias de ellas y en sus antiguallas, las cuales, como propio hijo, podré decir
mejor que otro que no lo sea". En la epístola al Príncipe Maximiliano de
Austria, del 18 de septiembre del mismo año (1586), pide también su apoyo
para "acabar de tejer la historia de la Florida y urdir la del Perú". Tres años
más tarde, el 7 de noviembre de 1589, al dirigirse nuevamente al Rey desde
su transitoria residencia en Las Posadas, afirma: "Concluída esta relación
(la de La Florida) entenderé en dar otra de las costumbres, ritos y ceremonias
que en la gentilidad de los Incas, señores que fueron del Perú, se guardaban
en sus Reinos; para que V. M. las vea desde su origen y principio, escritas
con alguna más certidumbre y propiedad de lo que hasta ahora se han
escrito". Al desglosar de La Florida, en 1596, la Rclacion de la descendencia
de Garcí Pérez de Vargas, dice "que ya voy más que en la mitad', en frase
que se refiere indudablemente a su proyectada historia de los Incas. Pero
comJ en algunos pasajes afirma que los escribió antes de leer los libros im-
presos de Gómara, de Zárate, de Cieza de León o del Padre Acosta, es posible
pensar que, si no la redacción misma, la idea de escribir una obra de recti-
ficación y comentarios sobre la historia del Perú pudo haberle venido desde
los años iniciales de su residencia en la Península.
Las anotaciones en la Historia de Gómara
Hay una prueba muy significativa, que se relaciona con su frustrada
solicitud de mercedes a la Corona y con la amistad entrañable que anudó
con Gonzalo Silvestre: las anotaciones marginales que puso a un ejemplar
de la Historia de Gómara (hoy en la Biblioteca Nacional de Lima), que había
sido de un "conquistador viejo del Perú", que se ha supuesto que era el
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