Page 118 - Los siete sabios de Grecia, en sus siete veneradas sentencias

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lo de servidumbre le lisonjeaban,
aprehendió de los muchos á ser ma-
lo , y no le bastó la singular bondad
de su Padre para rer bueno.
Decia Isocrates , que los malos
habian de traer un señal en la fren-
te , como se ponia a los animales,
poco seguros para guardarse de
,
ellos; yo condeno su malconsi-
y
derada opinión. Pues era mas fácil
ponérsela á los buenos , por ser po-
cos, que marcar un infinito nume-
ro de malos , obra imposible a la
humana diligencia, y este reparo le
hallo calificado en las Sagradas Le-
tras por el Profeta Ezequiel, pues
dice, que mandó Dios a un Angel,
suave Ministro de su piedad, que
entrase en Jerusalén, y que á todos
los que hallase buenos, los signase
en la frente con la señal Thau^ y al
mismo tiempo mandó á otros seis
Angeles , rigurosos Ministros de su
Justicia, que fuesen degollando á
to-