Page 127 - Los siete sabios de Grecia, en sus siete veneradas sentencias

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sus mentidos Dioses, a qníenes cie-
gamente veneraban; porqiíe en lle-
gando a ser el numero infinito, es
imposible, que sea bueno , por ser
preciso que sea siempre desprecia-
ble en el numero la deidad, consis-
tiendo los créditos fieles de la ado-
ración en ser única.
Mientras nuestros primeros Pa-
dres tubieron por único a Dios , en
su bondad,
y perfección , le tubie-
ron obedientes el mayor respeto,
veneración,
y temor; pero al oír a la
astuta Serpiente, que les dixo: Se-
réis como Dioses: Eñth
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incurrieron fáciles en la desgracia-
da culpa ; porque entonces, persua-
didos a que podian ser Dioses, ha-
ciendo numerosa la esencia, que con-
sistía en ser única. Creyeron, que
la Divinidad admitía compañeros
en el Sagrado Trono,
y la despre-
ciaron con sacrilego desacato. Lue-
go que se persuadieron á la engaño-
sa