Page 87 - Mitos de los 6 millones
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dado nunca cifras, por la razón de que: le hubiera sido imposible conocerlas. Ni él ni Höttl
                        ni nadie podía saber cifras de muertos en campos de concentración, ni siquiera aproximadas,
                        porque Alemania, a causa de los bombardeos aéreos de los Aliados, era un verdadero caos en
                        los últimos meses de la conflagración; los prisioneros de guerra, muy a menudo mezclados
                        con saboteadores, prisioneros políticos y judíos, eran transportados de un campo a otro ante
                        el incesante avance de los rusos, y se hacía dificilisimo llevar un control de defunciones por
                        campos, en tales circunstancias. Así pues, en una declaración jurada, muy posiblemente
                        falsa, sin contrainterrogatorio por parte de la Defensa, se basa el Fraude de los Seis
                        Millones. El testimonio, no lo olvidemos, de un agente británico, luego traidor a su patria,
                        y sujeto a coacción física.
                              El otro testimonio que corrobora el de Höttl, es el del ex-comandante del campo’ de
                        Auschwitz, Rudolf Höss. En vista del principio jurídico «Testis unus,. testis nullus»
                        (testigo único, testigo nulo), los budas del Mito quisieron que la deposición de Höttl fuera
                        corroborada por otro testimonio, y se procuraron el de Höss. Amenazado por los
                        linchadores en caso de no incriminar a sus superiores, declaró en Nurenberg que sólo en
                        Auschwitz murieron dos millones y medio de judíos. Incluso Reitlinger, el historiador
                                                                           1
                        judío, acusó a Höss de «perverso megalómano» al mencionar tal cifra.  Para tener una idea
                        de cuán poco digno de fe es este testigo, sólo debemos tener en cuenta que cuando, un año
                        después, fue entregado por los occidentales – que faltaron a la pabra que habían dado a ese
                        pobre desgraciado – a los polacos, redujo la cifra de 2.500.000 a 1.130.000, es decir, a
                        menos de la mitad. Y cuando los polacos le condenaron a la horca, se desdijo de todo lo que
                        había manifestado, asegurando que en Auschwitz sólo fueron ejecutados unos cuantos
                        cenenares de judíos, por actos de sabotaje.
                              Otro ejemplo de la falta de credibilidad de los testimonios, reales o inventados, en
                        relación con el Mito: La revista «Time», en su número de 6 de junio de 1960, informó que
                        Eichmann había reconocido que los nazis habían dado muerte a cinco millones de judíos. La
                        revista «Newsweek», del mismo día, aseguraba, que Eichmann había reconocido que los
                        judíos inmolados habían sido seis millones. He aquí como los grandes medios de
                        comunicación (y de intoxicación) disponen de un millón de judíos. Pero aún hay más. La
                        frase atribuida por la revista «Lite», a Eichmann, era, textualmente:
                                      «En los últimos días de la guerra llamé a mis hombres a mi oficina en Berlin y les dije:
                                Cuando baje a la tumba estaré muy contento al saber que cinco millones de enemigos del Reich
                                han muerto ya como animales.»

                              Dejando aparte el hecho de que, desde que fuera ilegalmente capturado y raptado por
                        un comando israelí en territorio argentino, Eichmann no pudo practicamente hablar con
                        nadie más que con enemigos suyos y que tanto las declaraciones como las «Memorias» que
                        se le atribuyen parecen, por lo menos, muy sujetas a caución, debemos observar que:

                              a) Eichmann hablaba de cinco millones, no seis millones.
                              b) Eichmann se refería a enemigos del Reich, no a judíos.
                              c) Eichmann hablaba con sus hombres en plan casual, informal, no oficial.
                              d) En todo caso, Eichmann sólo se ocupaba de deportaciones de judíos hacia el Este.
                        Por consiguiente, Höttl y Höss tampoco podían saberlo; es más, sólo afirmaron que
                        Eichmann lo había dicho una vez, en una conversación de tertulia, y tal afirmación se
                        obtuvo, según las ya mencionadas fuentes iglesas, bajo coacción. Y, después de todo,
                        ¿quién era Eichmann? En la Gestapo (Geheime Staatspolizei, o Policía Secreta del Estado),
                        existía un departamento, llamado «B4», que se ocupaba de las «religiones y cultos», e
                        incluía una subdivisión judía. El jefe de esta subdivisión era Karl Adolf Eichmann que
                        llegó a alcanzar el grado de Teniente Coronel. Se ocupaba de todo lo relativo a emigración e
                        1   [Falta]

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