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RASSINIER : La mentira de Ulises
Uno se pregunta qué esperan los abogados de Pétain para recoger este argumento que
tiene el valor de ester escrito por la pluma de una de las más destacadas figuras del cripto-
comunismo. Si la moda vuelve al «petainismo», Martin-Chauffier podrá retirar en todo caso
alguna arrogancia, y quizá... sacar de nuevo algún provecho.
OTRO TIPO DE RAZONAMIENTO.
En el campo, Martin-Chauffier conversa con un médico que le dice:
«Actualmente hay en el campo tres veces más enfermos de los que puedo
recibir. La guerra acabará en cinco o seis meses a más tardar. Se trata para mí de
hacer resistir al mayor número posible. Yo he escogido.
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Usted y otros se van restableciendo lentamente. Si les devuelvo al campo en ese
estado y en esta estación del año (estábamos a finales de diciembre) morirán en tres
semanas. Yo les cuido. Y --escúcheme bien-- yo hago entrar a los que no están muy
gravemente enfermos y una estancia en el Revier puede salvar. A los que están
perdidos les rechazo. ( ) No puedo permitirme el lujo de acogerlos para ofrecerles
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una muerte apacible. Yo garantizo el cuidado de los vivos. Los otros morirán ocho
días antes: de todas maneras, morirán demasiado pronto. Tanto peor, yo no obro
por sentimiento, obro por eficacia. Este es mi papel.
»Todos mis colegas están de acuerdo conmigo, es el camino justo. Cada vez
que niego la entrada a un moribundo y me mira con estupor, con terror, con
reproche, yo quisiera explicarle que cambio su vida perdida por otra quizá salvada.
El no comprendería, etc...» (Página 190.)
Yo había comprobado ya sobre el terreno que se podía entrer en el Revier ( ) y ser
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cuidado en él – relativamente – par motivos entre los cuales la enfermedad o su gravedad a
veces sólo eran secundarios: maña, influencias, necesidad política, etc. Yo cargaba el hecho a
cuenta de las condiciones generales de vida. Si los médicos presos han hecho por añadidura el
razonamiento que Martin-Chauffier atribuye a éste, conviene registrarlo como argumento
filosófico, y hacerle entrar al lado del sadismo de la S.S. como elemento causal en la
explicación del número de muertos. Pues le hace falta mucha ciencia, seguridad y también
presunción a un médico para determinar en algunos minutos quién puede ser salvado y quién
no puede serlo. Y si ha sucedido así, yo temo mucho que habiendo dado los médicos este
primer paso hacia una concepción nueva del comportamiento en la profesión, no hayan dado
un segundo para preguntarse no ya quién puede, sino quién debe ser salvado y quién no debe
serlo, y para resolver este caso de conciencia mediante la referencia a unos imperativos extra-
terapéuticos .
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EL RÉGIMEN DE LOS CAMPOS.
«El tratamiento que nos infligía la S.S. era la puesta en práctica de un plan
concertado en las altas esferas. Podía admitir algunos refinamientos,
embellecimientos, floreos, debidos a la iniciativa, a la fantasía, a los gustos del jefe
de campo: el sadismo tiene matices. El designio general estaba determinado. Antes
de matarnos o de hacernos morir, era preciso envilecernos.» (Página 85.)
Bajo la ocupación, existía en Francia una Asociación de familias de deportados e
internados políticos. Si una familia se dirigía a ella para tener noticias sobre la suerte de su
deportado, recibía un informe retransmitido por radio procedente de esa «alta esfera» alemana.
(*) Rassinier observa que en la cita recogida como la palabra "aquéllos" va en plural el resto de las palabras
subrayadas debiera ir en el mismo número. Al replicar, Martin-Chauffier comete de nuevo la falta cuando dice
"un punto y coma.., pueden engañar...". Véase también la página 295, nota 176. (N. del T.)
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Subrayado en el texto.
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Enfermería.
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