Page 100 - Teodoro Herzl El Estado Judio
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EL ESTADO JUDÍO
         antes de permitir la impresión del mío. Y tal vez sea mejor así pues
         hubiera renunciado a mi libro. Hablaré en público sobre esto en la
         primera ocasión, y probablemente escriba en “Sion” un artículo so-
         bre este tema.


                                                   14 de febrero de 1896.
            He recibido los primeros 500 ejemplares. Al depositar el paque-
         te en mi cuarto, experimenté una profunda emoción. Estos quinien-
         tos ejemplares simbolizan un momento decisivo. Tal vez mi vida ad-
         quiera un nuevo rumbo.

                                                   23 de febrero de 1896.
            He hablado ayer con periodistas, en el teatro del pueblo. Mi folle-
         to es el centro de las conversaciones de la ciudad. Algunos se burlan
         o se ríen de mí pero, en general, el tono persuasivo de mis escritos
         parece haber causado impresión. Herman Bahr me dijo que quería
         escribir en contra, porque es imposible vivir sin judíos. ¡No está mal!


                                                   28 de febrero de 1896.
            Recibí una carta entusiasta de Nordau, que me torna orgulloso.
         Encuentra que mi “Estado Judío” es un “gran hecho”, una “revela-
         ción”.

                                                     3 de marzo de 1896.
            Un comerciante de Semlin, S. Waizenkorn, me ha escrito que to-
         dos los judíos de Semlin, jóvenes y viejos, están dispuestos a emigrar
         inmediatamente, después de fundarse la Jewish Company.

                                                    10 de marzo de 1896.
            El periódico “Haam” de Kolomea se pone a mi disposición. Car-
         ta calurosa del Dr. Bierer de Sofía.

            Visita del Reverendo William H. Hechler, Capellán de la Embaja-
         da Inglesa en Viena. Hombre simpático y delicado, de larga barba
         blanca, profética. Se declara partidario ferviente de mi solución y lla-
         ma al movimiento, “movimiento bíblico”, a pesar que mis métodos
         son todos racionales.


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