Page 5 - DOSSIER PAULA
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**Desde que tengo memoria, supe que el arte sería mi hogar.
               Nací en Salamanca y pronto comprendí que mi forma de estar
               en el mundo tenía color y pincel. Me formé en la Escuela de
               Bellas Artes de San Eloy, pero ha sido la vida —cruda, intensa, a
               veces devastadora— la que realmente ha moldeado mi lenguaje
               artístico.
               No he transitado un camino fácil. Me he roto y reconstruido
               muchas veces, a solas, en silencio. Y en cada una de esas etapas,
               la pintura fue mi ancla. Cada obra es un acto de resistencia; cada
               trazo, una forma de decir: “Aquí estoy”.
               Trabajo principalmente con acrílico sobre lienzo, aunque exploro
               técnicas y soportes según lo que cada obra necesite. Mi estilo
               oscila entre lo figurativo y la abstracción, con ecos del fauvismo y
               el impresionismo, pero siempre guiado por una pulsión interna,
               emocional, instintiva.
               Pinto desde lo que duele y lo que sana. Mis cuadros nacen de
               símbolos personales y de mundos imaginarios que cobran vida
               a través del color y el trazo. Pintar es para mí conciencia, refugio
               y forma de conexión con lo esencial.
               Formo parte del colectivo internacional Somos los del 24, con
               quienes desarrollo proyectos expositivos basados en la
               expresión honesta. Crear es mi forma de sanar, de amar, de
               resistir. Hoy sé que el arte no solo me salvó: me hizo libre. Me
               enseñó a mirarme sin miedo y a compartir lo más verdadero
               que tengo: mi historia..**























                     FRAGMENTOS DEL ALMA (también conocida como “Veo, veo”)
                                      Acrílico sobre lienzo
                                      Tríptico – 60 x 90 cm
                                            2025







          Este tríptico nace del deseo de explorar la multiplicidad de emociones que habitan en mí.
               Ojos que miran, labios que callan, rostros que se fragmentan y se reinventan.
                               Cada color representa una emoción.
                   Cada trazo, una verdad que no siempre se puede decir con palabras.
                 Quise pintar aquello que no siempre se ve: lo que sentimos y ocultamos,
          lo que a veces nos desborda por dentro. Esta obra es una invitación a mirar hacia adentro,
                           a encontrar lo intangible, lo sensible, lo vulnerable.
                  Cada lienzo cuenta su propia historia, pero juntas forman una sola voz:
                          la del arte que observa, tanto como es observado.
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