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LEÍSMO, LAÍSMO, LOÍSMO Tema No. 4
LEÍSMO, LAÍSMO, LOÍSMO
En España, y muy especialmente en Castilla, con muchas las personas incluso escritores de fama
que emplean mal los pronombres personales átonos le, la y lo.
Y ello porque, en vez de utilizar las formas que, según el caso gramatical, corresponden a los
complementos directo o indirecto, se atiende a la terminación en “o” o en “a”, del género masculino
o femenino.
Así, se dice LA di un empujón, cuando se hace referencia a una mujer, y LO di un empujón, sí se
refiere a un hombre.
De este vicio ha surgido la denominación. Y se llama “leísmo”, “laísmo” y “loísmo” al empleo inde-
bido de las formas átonas de los pronombres personales “le”, “la” y “lo”, respectivamente.
Consideremos unos ejemplos para mejor comprender la doctrina:
No es lo mismo decir: “Reunió a los empleados para presentarlos al jefe“ que, “para presentarles
al jefe”.
En el primer caso, los son los empleados quienes son presentados; en el segundo, les el jefe quien
se les presenta a los empleados.
Otros caso:
“Cuando la veo ese peinado a Eloísa...” es incorrecto.
Lo correcto es: “Cuando le veo ese peinado a Eloísa”.
Otros dos más:
“Le digo a usted, joven, y le digo a usted, señorita, que aquí no se puede fumar”. Aquí el empleo del
pronombre “le” es correcto.
‘‘No intente colarse, caballero, que lo veo; no intente colarse, señorita, que la veo”. También son
correctos en ese caso “lo y la”.
En el siguiente ejemplo hay un “lo” correcto y otro incorrecto:
“En cuanto me lo tropiece, lo voy a dar una sorpresa’’. (El primer “lo” es correcto; el segundo, in-
correcto).
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