Page 47 - Fantasmas
P. 47
Joe HiLL
pándose entre las rocas para recuperar el aliento mientras sen-
tía una punzada de dolor en el costado izquierdo. Oía voces
procedentes de colina arriba y el sonido de ramas quebrándo-
se. Alguien tiró de la cuerda de arranque de un motor pequeño,
una, dos veces, y entonces distinguió el rugido inconfundible
de la sierra eléctrica,
Se levantó y echó a correr, abalanzándose ladera aba-
jo, sorteando ramas de abeto, raíces y piedras sin ni siquiera
“verlas. Conforme avanzaba, la pendiente se volvía más y más in-
clinada, hasta que tuvo la impresión de estar cayendo. Iba a de-
masiada velocidad y sabía que cuando se detuviera sería gol-
peándose contra algo y haciéndose mucho daño.
Pero conforme seguía corriendo cada vez más deprisa, te-
nía la impresión de que con cada salto que daba surcaba metros
de oscuridad, y entonces le sobrevino una oleada vertiginosa de
excitación, una sensación cercana al pánico, pero que también
tenía mucho de euforia. Sentía que estaba a punto de salir vo-
lando y que nunca volvería a poner los pies en el suelo. Cono-
cía este bosque, esta oscuridad, esta noche. Sabía que no lo
tenía fácil y conocía bien aquello que lo perseguía, pues lleva-
ba persiguiéndolo toda su vida. Sabía dónde se encontraba,
en una historia que está próxima a su fin, y conocía mejor que
nadie cómo funcionaban estas historias. Y si había alguien ca-
paz de salir con vida de estos bosques, ése era él,
45