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Me llevas a un mar de olas bravías cuando me miras profundamente. No 21
puedo contenerme al verte, mi cielo. Me cautivas, me esclavizas... mírame,
destrúyeme, penétrame con tu mirada…
Mirada de coquetear, mirada perfumada de espera, mirada de mujer que
seduce y acaricia, que embriaga, que besa, mirada de insinuaciones y
éxtasis, miradas que embriagan con néctar de besos. Mirada de amor, de
compasión, de dicha, de felicidad, de placer inmenso cuando dos seres se
juran amor eterno... mirada de ternura, de fuego ardiente, de pasiones
desmedidas…
Amor, quiero sentir tu mirada hoy mañana y siempre… así, mirándonos los
dos, con un amor sublime, quiero morir por toda una eternidad… mi amor
eterno por siempre y para siempre.
Mi Esposa, mi Amiga y mi Amante, siempre tuyo, siempre mía, siempre
nuestro. Te amo mi Begoña.
Y TE BESO....
Y te beso. Y te beso. Y te beso.
Y... juraría que es la punta del corazón lo que asoma entre tus labios cálidos
y abiertos.
Y mis manos rebuscan bajo tu blusa los caminos que llevan hasta tu vientre,
hacia ese suave laberinto perfecto de tu ombligo, a humedales tan dulces
como ríos de licor y de miel, hacia esa curvatura preciosa que ocultan tus
pantalones.
Y tú me dices: “hazme el amor, amor mío, entra en mí”.
Y esa pasión nos deshace entre el jadeo animal y la saliva, los cuerpos
agitados, la piel erizada, los músculos tensos, los mordiscos que nos llevan
a la locura.
La chispa que recorre la aureola de tus pezones entre mis labios, mis manos
recorriendo tu piel, apretando tus caderas... todo, todo es una fiesta, es la
noche más dulce de la tierra, cuando tú suspiras y sientes que es más fuerte
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